A mediados de agosto, Carlos III y Camilla planean honrar la extensa tradición implantada por Isabel II de reunir a toda la familia en la finca de Balmoral durante las vacaciones de verano, y se espera que la mayoría puedan acudir al castillo situado en el norte de Reino Unido en el que la difunta reina pasó sus últimos días. Según el Daily Mail, la lista incluye al príncipe Guillermo, Kate Middleton, Beatriz y Eugenia de York, los duques de Edimburgo e incluso al príncipe Andrés. El tabloide pone de relieve que en la lista de invitados figuran todos los nietos de Isabel II, a excepción del príncipe Harry y Meghan Markle, que cuentan con una “invitación abierta” pero, como de costumbre, parecen haber optado por no desplazarse hasta allí.

«Ha sido un año muy difícil en lo que respecta a los Sussex», aseguró al Mail una fuente cercana a la familia, añadiendo que Harry y Carlos siguen sin estar en buenos términos. Dicho esto, parece ser que los royals albergan la esperanza de que Meghan y Harry hayan pasado esta temporada centrándose en el futuro, en lugar de mirar hacia el pasado. “De ser eso cierto, solo puede ser algo positivo y puede aportarnos una pizca de esperanza de cara a poder reconstruir las relaciones personales en algún momento en el futuro”.

Otra fuente declaró al Mail que la relación entre Guillermo y Harry todavía parece tensa, pero para Guillermo este tema está vedado. «Se puede intuir cómo está la situación [entre ellos]. Es triste, pero así son las cosas. Al fin y al cabo, es una familia además de una institución», dijo la fuente.

La finca familiar situada en el extremo norte de Escocia se ha hecho famosa por las actividades al aire libre que se suelen poner en práctica allí y que a menudo han resultado temibles para los forasteros, tal y como se muestra en El Balmoral, aquel memorable episodio de la cuarta temporada de The Crown. Pero el viaje al norte también supone oportunidad para que la familia se relaje y disfrute de su mutua compañía, ya sea organizando barbacoas o yendo de excursión. En sus últimos años años de vida, la difunta reina incluso organizó fiestas de pijamas en el castillo para sus bisnietos.

Por el momento no está claro cómo piensa cambiar la situación el flamante monarca, pero el Mail informa de que mantendrá algunas tradiciones, como el Ghillies Ball, una celebración de fin de verano en la que los miembros de la realeza se visten de tartán y disfrutan de la velada con sus empleados. Un lugareño afirma tener la esperanza de echar mano de la parrilla en una de sus célebres barbacoas. «Nada puede permanecer suspendido en el tiempo para siempre, pero Balmoral no sería lo mismo sin sus barbacoas. Es una de las muchas cosas que con el nuevo jefe serán iguales, pero no del todo«, aseguró dicha fuente.