Saudi Aramco, la mayor petrolera mundial, registró un beneficio neto atribuido de 29.035 millones de dólares (26.363 millones de euros) en el segundo trimestre de 2023, lo que representa un retroceso del 37,3% respecto del resultado récord anotado por la compañía en el mismo periodo de 2022 como consecuencia de la corrección de los precios del crudo y el ajuste de los márgenes de refino.
La cifra de negocio de Aramco entre abril y junio alcanzó los 119.552 millones de dólares (108.550 millones de euros), un 30,8% por debajo de los ingresos del mismo periodo de 2022.
A pesar de la caída de sus resultados, la petrolera saudí ha informado de su intención de repartir 19.509 millones de dólares (17.714 millones de euros) en dividendos, un 4% más que un año antes.
De este modo, en los seis primeros meses del año el beneficio neto atribuido de Aramco se redujo hasta los 60.361 millones de dólares (54.806 millones de euros), un 28,3% menos que el resultado contabilizado por la petrolera saudí en la primera mitad de 2022.
Los ingresos de la petrolera hasta junio sumaron un total de 242.174 millones de dólares (218.888 millones de euros), un 22% menos que un año antes, mientras que en el primer semestre del año destinará a dividendos 39.016 millones de dólares (35.426 millones de euros), un 4% más.
«Tenemos la intención de comenzar a distribuir nuestro primer dividendo vinculado al rendimiento en el tercer trimestre», ha anunciado
el presidente y consejero delegado de Aramco, Amin H. Nasser, quien ha subrayado que la compañía mantiene sin cambios su visión a medio y largo plazo.
«Con una recuperación anticipada en la economía global más amplia, junto con una mayor actividad en el sector de la aviación, serán necesarias inversiones continuas en proyectos energéticos para salvaguardar la seguridad energética», ha indicado.