Los líderes UE se reúnen hoy en una cumbre sobre migración que quedará eclipsada por la visita de Zelenski

Los líderes UE se reúnen hoy en una cumbre sobre migración que quedará eclipsada por la visita de Zelenski

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reúnen este jueves en Bruselas para afrontar las divisiones en materia migratoria y sobre la respuesta común al ‘dopaje’ de países como Estados Unidos o China a sus industrias en la carrera por la transición verde, si bien la agenda quedará finalmente eclipsada por la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que llegará a la capital europea tras visitar las horas antes Londres y París.

A falta de que se confirme una agenda que se mantiene en secreto por razones de seguridad, se da por hecho que el mandatario ucraniano intervenga en una sesión plenaria extraordinaria del Parlamento Europeo y también se una a la cumbre de líderes.

A punto de cumplirse el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, los mandatarios europeos quieren reforzar un mensaje de apoyo a Kiev que ya quedó simbólicamente retratado la semana pasada, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, gran parte de su equipo de comisarios y el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, viajaron al país en guerra.

Ahora, los Veintisiete reiterarán su compromiso de mantenerse junto a Ucrania «tanto tiempo como haga falta», recalcan desde Bruselas, no sólo mediante apoyo financiero, político y militar, sino también con un nuevo paquete de sanciones en el que ya trabajan –el décimo– y buscando fórmulas legales para financiar la reconstrucción de Ucrania con los recursos confiscados a Rusia o asegurando que los responsables rendirán cuentas ante la justicia internacional.

La urgencia de Ucrania por ser miembro de la Unión Europea también será parte del debate de los líderes en la cumbre, si bien desde el bloque se insiste en que el proceso de adhesión no tiene «atajos» y que, aún confiando en los esfuerzos ucranianos para acercarse al proyecto europeo, hay que respetar los tiempos.

Los Veintisiete esperan un primer informe oral del Ejecutivo comunitario para primavera y una segunda evaluación más formal en otoño sobre los avances del Gobierno de Zelenski antes de analizar de nuevo la situación.

Por este apoyo, la Unión Europea aguardaba con impaciencia la presencia de Zelenski –quien ya ha intervenido hasta en seis ocasiones por videoconferencia en otras cumbres de la UE–, aunque las expectativas se han rebajado después de que el presidente ucraniano haya decidido pasar antes por Reino Unido y verse en vísperas de la reunión a Veintisiete con los mandatarios de Francia, Emmanuel Macron, y Alemania, Olaf Scholz, en París.

Fuentes europeas piden que esta agenda no se observe como una «competencia» entre países sino como la ocasión para que los países de la UE refuercen el mensaje de su apoyo político a Ucrania frente a la invasión rusa, al tiempo que recuerdan que el envío de armas es una competencia nacional que recae en los gobiernos individualmente y no en la UE como bloque.

CARRERA VERDE Y MIGRACIÓN

Los líderes también pedirán este jueves a la Comisión Europea que concrete las medidas a llevar a cabo para contrarrestar el ‘dopaje’ que otros actores internacionales como China y Estados Unidos están inyectando a su industria verde y que aclare cómo se armará y con qué inversiones pretende financiar el Fondo de Soberanía que Von der Leyen quiere tener listo para este verano.

Los Veintisiete coinciden en que es necesario tomar medidas para garantizar la competitividad del Mercado Único europeo en igualdad de condiciones que sus competidores, por lo que todos ellos dan la bienvenida a la propuesta de Bruselas de flexibilizar ayudas de Estado, acelerar inversiones o eliminar burocracia.

Sin embargo, difieren en lo que respecta al gran fondo comunitario, que plantea un choque entre los países con más capacidad de financiación –como Francia o Alemania– y aquellos que encuentran más dificultades en el reparto de ayudas –como es el caso de Grecia o estados de menor tamaño como Bélgica–.

En este sentido, España pide, según han señalado fuentes diplomáticas, que, en el caso de que se acuerden nuevas ayudas, su financiación no se obtenga a expensas de las asignaciones nacionales o los programas de subsidios ya existentes, al tiempo que reclama avances en la reforma del mercado eléctrico.

España insiste, además, al igual que otros como Países Bajos, en la importancia de que la flexibilización sea temporal y limitado a sectores clave, ya que agilizar fondos puede no ser suficiente y de hecho, puede tener el efecto contrario y distorsionar el mercado.

El tercer asunto clave de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno es la gestión migratoria en su dimensión exterior, un momento en el que los líderes están llamados a reflexionar sobre cómo reforzar el control de la frontera exterior, agilizar las deportaciones y contar con los países de origen y tránsito para cerrar las rutas ilegales.

Existe un consenso generalizado respecto a la necesidad de medidas a corto plazo para hacer frente a la reactivación de rutas como la de los Balcanes occidentales o del Mediterráneo oriental, según distintas fuentes, pero los países siguen divididos sobre el modo de hacerlo.

Del debate, sin embargo, no se esperan decisiones decisivas que desbloqueen la reforma de la política de migración y asilo –sobre la mesa desde hace más de dos años– porque no entrarán en la cuestión del reparto de la carga del asilo que genera fuertes divisiones y, según fuentes europeas, los asuntos más sensibles del Pacto de Migración requieren aún de mucho trabajo técnico antes de poder ser tratados a nivel político.

No obstante, los Veintisiete están llamados a mostrar el compromiso político para avanzar en las negociaciones del Pacto de Migración, agilizar los retornos, revisar la cooperación con países terceros y potenciar el control de la frontera exterior.

Ello, además, llega en un momento en el que países como Austria y Grecia retoman la presión para poder financiar con fondos europeos la construcción de muros en sus fronteras y frenar así las llegadas, algo que Bruselas rechaza de plano.

El Ejecutivo comunitario asume que la instalación de barreras fijas como alambradas o verjas es una cuestión de competencia nacional, dentro de la gestión de cada Estado miembro de sus fronteras, pero defiende que no se pueden destinar recursos comunitarios a ese fin, aunque sí a otras medidas que ayuden a vigilar mejor el paso fronterizo como drones o puestos móviles.


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