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Educación inclusiva en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús

Por Redacción

Una de las claves de la educación inclusiva es incluir en los programas de estudios la lengua de signos desde la infancia, ya que es la lengua que utilizan los sordos y quienes viven o se relacionan con ellos. 

El Colegio Sagrado Corazón de Jesús es una institución educativa con doble línea desde infantil de tres años hasta la secundaria y formación profesional, con la enorme responsabilidad de enseñar y formar parte de la coeducación en la etapa más importante de las vidas de los jóvenes.

Una necesidad de la educación preescolar

Pese a que el origen del lenguaje de signos data del siglo XVI, existe un gran porcentaje de la población a nivel mundial que no saben o no entienden completamente lo que es este tipo de lenguaje, aun cuando suelen realizarse talleres sobre la inclusión de las personas con discapacidad. De manera que, la enseñanza de la lengua de señas es necesaria para que las nuevas generaciones tengan conocimiento sobre ella desde temprana edad y así no sea un problema al llegar a la edad adulta.

Asimismo, impartir el lenguaje de signos desde los dos años permite una educación inclusiva que, a la larga, se traduce a una mayor inclusión social y laboral. Esto se debe a que será mucho más fácil comunicarse con las personas con discapacidad auditiva, logrando una sociedad cada vez más inclusiva.

La educación inclusiva parte del principio de que la educación, como derecho humano fundamental, es un tema relacionado con la equidad del sistema educativo de cada país. Y, cuando se habla del lenguaje de signos, indiscutiblemente forma parte de este asunto.

¿Por qué los jóvenes deberían aprender lenguaje de signos?

El lenguaje de signos tiene la capacidad de reforzar la comunicación con los niños, en especial con los de temprana edad que aún no han desarrollado su capacidad de lenguaje, ya que es una alternativa para expresar sus ideas y pensamientos antes con sus padres o terceros.

Aprender a dominar el lenguaje de signos mejora la comunicación no verbal de los jóvenes, ya que permite ser más conscientes sobre el cuerpo y controlar la gesticulación, dos factores que son esenciales al momento de perseguir el éxito personal y profesional. También estimula la agilidad mental, debido a que refuerza la memoria, la asociación entre palabras y señas y retención de las mismas.

Por otra parte, aprender este lenguaje potencia la visión periférica gracias a la mejora de sus respuestas a los diversos estímulos de campo visual al enfocar la atención. También permite que los jóvenes trabajen su empatía, porque conocen en primera persona la realidad a la que se enfrenta la comunidad con discapacidad auditiva, así como también identifican sus necesidades. Además, aprender un nuevo lenguaje es un gran valor agregado a la hoja de vida de la persona, potenciando en consecuencia su perfil profesional.

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