El Banco Central de Rusia ha decidido este viernes mantener los tipos de interés en el 16% fijado el pasado diciembre al determinar que las presiones inflacionistas «se han suavizado» en comparación con los meses de otoño, si bien ha matizado que la inflación sigue siendo «elevada» y que sería «prematuro» afirmar que dicho proceso de bajada será «sostenido» en el tiempo.
El retorno de la inflación al objetivo de estabilidad de precios, fijado en Rusia en el 4%, durante 2024 y su posterior equilibrio implicará el mantenimiento de unas condiciones monetarias restrictivas durante un «periodo prolongado». Según las previsiones, y dado el tono monetario actual, la inflación anual descenderá hasta el rango del 4% al 4,5% en 2024 y se estabilizará más adelante cerca del 4%.
En el periodo de diciembre a enero, el crecimiento de los precios en términos desestacionalizados bajó al 6,6% anual de media frente al 11,5% de los meses de otoño. Del mismo modo, la inflación subyacente anualizada bajó al 7% en el mismo periodo comparado con el dato del 10,2% de los meses de otoño.
El organismo ha indicado que la inflación se ha mantenido hasta ahora en torno a los niveles de diciembre de 2023 como consecuencia de los efectos estadísticos de base. A 12 de febrero, se situó en el 7,4%.
Las expectativas de inflación de los hogares han disminuido desde principios de este año, acercándose a los niveles registrados en el tercer trimestre de 2023. Igualmente, las expectativas de las empresas también se han reducido.
Al mismo tiempo, el crecimiento del PIB en 2023 fue del 3,6%, por encima de las anteriores previsiones del banco central. «Dadas las crecientes presiones inflacionistas, esto significa que la demanda interna sigue superando considerablemente las capacidades de expansión de la producción de bienes y servicios», ha explicado la entidad presidida por Elvira Nabiulina, en referencia a la «limitación» que supone la falta de mano de obra.
«La creciente propensión de los hogares al ahorro, la desaceleración del crecimiento de la actividad de consumo y el enfriamiento de la demanda de importaciones contribuyen cada vez más a volver a situar la economía en una senda de crecimiento equilibrado», ha añadido.
Ya a medio plazo, la balanza de riesgos para la inflación sigue inclinándose al alza, con los principales factores asociados a las relaciones comerciales, lo que incluye tensiones geopolíticas, a unas expectativas de inflación persistentemente elevadas, a un mayor dinamismo de la economía rusa por encima de su punto de equilibrio, y a la normalización de la política fiscal.
Por el contrario, los riesgos desinflacionistas están relacionados, principalmente, con una ralentización de la demanda interna más rápida de lo previsto en el escenario base.