El ex primer ministro italiano Mario Draghi ha advertido este sábado a la Unión Europea de que tendrá que invertir una cantidad «enorme» en un plazo relativamente corto si quiere mantener su competitividad frente China o Estados Unidos ante los «profundos cambios» en el orden económico mundial y así lo plasmará en el informe que prepara por encargo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Así se lo ha trasladado el político italiano, también expresidente del Banco Central Europeo (BCE), a los ministros de Economía y Finanzas de la UE, así como a los representantes económicos del Ejecutivo comunitario en la reunión celebrada este sábado en Gante (Bélgica), en el marco de la presidencia belga del Consejo.
Este ha sido el primer intercambio que han mantenido con Draghi para perfilar una estrategia que ayude a abordar las debilidades de la economía europea y a financiar las necesidades de inversión y que pasa por movilizar los ahorros privados de los pequeños minoristas que plasmará el documento previsto para junio.
«Cada vez somos más conscientes de que la economía de la UE se enfrenta a graves problemas de competencia que deben abordarse tanto para mantener el crecimiento y la creación de empleo como para seguir siendo relevantes desde el punto de vista geopolítico», ha señalado, por su parte, el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis.
Preguntado por sus expectativas sobre el ‘informe Draghi’, el político letón ha destacado que «cabe esperar que los Estados miembro estén dispuestos a actuar», al tiempo que ha admitido que existe «mucho más compromiso al respecto que hace unos años».
En la misma línea, el ministro de Finanzas de Bélgica, Vincent Van Peteghem, confía en que Draghi ayude a definir soluciones ante los problemas de competitividad de la UE en un futuro próximo y espera que ayude al Ejecutivo que surja de las próximas elecciones europeas a diseñar su hoja de ruta política.
«Debemos asegurarnos de que el informe vaya seguido de acciones», ha recalcado, consciente de la necesidad de «redoblar esfuerzos» ante la «gran presión» a la que está sometida la UE y todo, ello, sin incurrir en «carreras de subvenciones» entre los Estados miembro.