La alta gastronomía y hostelería suponen el 20% de los ingresos de las experiencias de lujo en España, que en conjunto alcanzan los 8.600 millones de euros, y prevén seguir creciendo hasta facturar 2.700 millones de euros en 2027 con un crecimiento del 8%, según los datos del informe de Círculo Fortuny ‘Perspectiva de la alta gastronomía y hostelería de España’, con el análisis de McKinsey & Company.
En concreto, la alta gastronomía supone ya unos ingresos de 1.700 millones de euros, un 13% más respecto a 2019, por delante de otras categorías como ‘hospitality’ y ‘wellness’ (+11%), moda, accesorios y marroquinería (+10%) y cosméticos y fragancias (+8%).
De esta forma, esos 1.700 millones de euros representan además el 10% de la facturación total de la industria de la alta gama, que alcanzó los 17.000 millones en 2022.
El auge de la alta gastronomía y hostelería se debe en buena parte al empuje de los restaurantes españoles posicionados en la élite mundial. De hecho, España es el quinto país del mundo con más restaurantes con Estrella Michelin y tiene un 47% más de restaurantes con esta distinción respecto a 2015.
Además, España cuenta con mayor representación entre los 50 mejores restaurantes del mundo en 2023 según el ránking The World’s 50 Best Restaurants, con un total de seis establecimientos, por delante de Italia, Perú y Francia, que cuentan con cinco restaurantes.
El informe muestra que la representación de la alta gastronomía no se da sólo en grandes ciudades como Barcelona y Madrid, sino que hay provincias con una importante presencia de restaurantes con estrellas Michelin como son Girona, Baleares, Alicante, Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa.
Además, el estudio confirma la entrada de restaurantes y cadenas internacionales, que cada vez tienen un mayor peso en España y contribuyen a relanzar la alta gastronomía.
Por otro lado, España tiene un papel fundamental en la producción y exportación de bienes gastronómicos, ya que es el tercer productor mundial de vino, exportando las bodegas hasta el 75% de su cosecha, y también se posicionan aquí productos como el aceite de oliva, la trufa negra o el jamón ibérico, estrellas de la gastronomía nacional.
No obstante, uno de los restos es la internacionalización de las marcas, ya que es imprescindible impulsar el producto en el entorno internacional mediante la distribución en emplazamientos de relevancia y venta asistida, buscar el reconocimiento de dicho producto a través de concursos y certámenes internacionales, fomentar el patrocinio y organización de eventos nacionales e internacionaleso o generando un ecosistema de lujo con otras marcas, diseñando alianzas de capacidades conjuntas que impulse el valor de los productos.
Entre los casos de éxito del informe destacan Cinco Jotas, que comercializa sus productos ibéricos en más de 55 países, entre los que destacan China, Corea y Japón, o los vinos de Vega Sicilia, que tiene presencia en 120 países, entre otros.
Otro de los retos del sector del lujo gastronómico es abordar la tendencia cada vez mayor de la diversificación del cliente: un consumidor que crece a nivel local y global, sensible a la protección del medio ambiente y nativo digital.
La presidenta de Círculo Fortuny, Xandra Falcó, ha destacado la calidad de las marcas nacionales. «En un mercado global de excelencia que va cada vez más hacia la experiencia, las marcas españolas de alta gastronomía tienen una oportunidad única de posicionarse como líderes mundiales», ha indicado.
Por su parte, el socio senior de McKinsey & Company, Ignacio Marcos, ha señalado que «a pesar de la volatilidad económica global y un contexto de mercado desafiante, la alta gastronomía cuenta con una serie de tendencias favorables que hayan impulsado su sólido crecimiento y reforzado el sector como fuente de generación de valor para España».
«España cuenta con un gran potencial para el desarrollo de la gastronomía de alta gama, con un crecimiento y tracción en los últimos años apoyados no solamente por las aperturas de hostelería de alta gama. En los últimos años, la entrada de capital y de propuestas internacionales en España se han combinado con el aumento de propuestas experienciales ‘Made in Spain’ con un efecto positivo sobre la economía de alto valor añadido», ha indicado.