Vox ha logrado este domingo resistir en Cataluña y mantiene sus once asientos en el Parlamento autonómico, tal y como pronosticaban las encuestas, aunque su resultado queda empañado porque el PP le ha quitado el sitio como cuarta fuerza en la comunidad.
En concreto, Vox, cuya candidatura lideraba Ignacio Garriga, ha cosechado más de 246.000 votos, un 7,95%, en la segunda vez que concurre a las elecciones catalanas. En 2021, irrumpieron en el Parlamento autonómico con el 7,67% de los apoyos, un porcentaje similar a los logrados en las generales del 23J, un 7,76% de los votos, que se tradujeron en dos escaños.
La provincia de Barcelona es la plaza fuerte de Vox y no en vano Abascal se ha volcado allí durante toda la campaña, con especial énfasis en el cierre, celebrado en la barcelonesa Plaza de Artós, simbólica para el constitucionalismo por las protestas contra la independencia y el referéndum que el lugar acogió en 2019.
Este domingo han conseguido siete asientos por esta provincia, el mismo número que en 2021, y han repetido también los asientos por el resto de provincias: dos por Tarragona y uno por Girona y Lleida. Abascal, en una valoración a los resultados electorales, ha hecho hincapié en que su partido se ha consolidado en Cataluña.
EJES DE CAMPAÑA Y LA RELACIÓN CON EL PP
La campaña de Vox para las elecciones ha estado en manos del presidente de Vox Barcelona, Joan Garriga, y ha sido la primera vez que se ha planteado de forma híbrida, es decir, entre Bambú y la delegación provincial del partido.
Madrid y Barcelona han vertebrado la campaña electoral alrededor del fenómeno de la inmigración ilegal, denunciando la inseguridad que, a su juicio, trae aparejada y que favorece la «decadencia» de la comunidad autónoma.
Apuntan fundamentalmente a que los recursos destinados a los inmigrantes deterioran y restan los servicios públicos que han de prestarse a los catalanes, pero también denuncian que las «costumbres» de los inmigrantes ilegales son «incompatibles» con el modo de vida occidental, sobre todo para las mujeres.
De hecho, en la recta final de la campaña y ante los buenos pronósticos de Vox en las encuestas, el PP ha asumido los postulados de Vox referentes a la inmigración para no verse superados por ellos en la noche electoral. Como en anteriores elecciones, uno de los objetivos de los de Alberto Núñez Feijóo era robar el máximo posible de sufragios a Vox y quedar por encima de ellos en las urnas. Vox atribuye el giro de Feijóo al «nerviosismo» de los ‘populares’.
Esta ‘táctica’ genera malestar en el seno de Vox, que continuamente denuncia que la dirección nacional del PP incurre en un error al no verles como aliados naturales, habida cuenta de que ya han cerrado acuerdos de gobierno en otras cinco comunidades autónomas. Los de Santiago Abascal citan continuamente el caso de las elecciones generales del 23J: a su juicio, el intento de Feijóo de diferenciarse de ellos les penalizó a los dos.
La tensión entre Abascal y Feijóo durante la campaña alcanzó su punto álgido en esta última semana, cuando el líder de Vox envió una misiva al gallego en la que, por enésima vez, le requería una colaboración para armar una alternativa «viable» al Gobierno de Pedro Sánchez ante una actitud que Bambú considera «hipócrita» e «incoherente».
El PP desdeñó la carta, al entender que el líder de Vox sólo buscaba foco mediático, y fuentes de la dirección de Vox lamentan que el líder ‘popular’ ni siquiera se ha puesto en contacto con Abascal de forma privada. Vox ya rompió relaciones con Génova a finales de 2023, pero esta línea roja no ha afectado a los ejecutivos regionales en los que cogobiernan.
Este domingo, Abascal ha afirmado que «se alegra» de que el PP haya superado a Vox, «resolviendo una parte de sus obsesiones» con el partido que preside. «El PP ha tenido ambiciones baratas» durante la campaña, ha lamentado el líder de Vox.
LA PRIMERA FUERZA NACIONAL EN CATALUÑA
Vox también ha explotado el hecho de que eran la cuarta fuerza en el Parlamento catalán y se ha erigido durante toda la campaña como «la primera fuerza nacional» en la autonomía, obviando al PSC porque no lo creen en esta categoría. Los de Santiago Abascal han buscado consolidarse en Cataluña y construir un nicho de voto sólido y estable.
La situación con el PP es equiparable. Fuentes de la dirección de Vox censuran que los ‘populares’ están «integrados» y «son parte del sistema político catalán», haciendo alusión a los contactos confirmados con Junts de cara a la investidura de Feijóo.
«Ellos se sientan con Junts», inciden las mismas fuentes, tratando de marcar una diferenciación clara con su actitud respecto a los partidos independentistas y nacionalistas. Vox ha pedido repetidamente la ilegalización de Junts, ERC, Bildu o BNG.
Una de sus bazas, pues, ha sido presentarse ante el electorado como una fuerza «en soledad» frente «a la caterva de políticos corruptos». Eso sí, acompañados de los españoles «humildes, honrados y patriotas» que pueblan Cataluña.
Abascal y los candidatos catalanes también han dedicado espacio y tiempo a arremeter contra el expresidente catalán Carles Puigdemont, al que han prometido «meter en prisión». «Con nosotros Puigdemont no habría dado el golpe de Estado porque no habríamos permitido que avanzase tanto ni que declarase la independencia en el Parlament de Cataluña», fijó Abascal ya en el arranque de la precampaña.
«Habría comparecido ante un juez y habría sido detenido mucho antes, habría sido denunciado por la Abogacía del Estado y no se habría escapado en un maletero con nosotros», agregó.
Los de Santiago Abascal también han explotado otros temas bandera de la formación, como la libertad lingüística o la necesidad de un plan hidrológico nacional, pero han hecho pocas referencias a asuntos que atrapan más la atención a nivel nacional, como la amnistía, tema que, paradójicamente, afecta de lleno a Cataluña. Las fuentes insisten en que una de las principales fortalezas de Vox es que su discurso en coherente y consistente en el tiempo.