El Gobierno de Ruanda ha denunciado que las acusaciones contra Kigali por su presunto apoyo al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) «son un error» que «distrae de la verdadera causa del continuado conflicto» en el este de República Democrática del Congo (RDC) y «podría impactar sobre la seguridad de los estados vecinos».
«Es un error equiparar las medidas que Ruanda ha puesto en marcha para proteger su frontera con el apoyo a un grupo armado particular en RDC», ha dicho el Ejecutivo ruandés a través de un comunicado en el que ha señalado que «se trata de un agotado juego de culpas que socava los esfuerzos de los líderes regionales para lograr una paz duradera».
Así, ha manifestado que Ruanda «está totalmente comprometido» con los procesos de conversaciones en Nairobi y Luanda y ha reiterado que «como todos los estados, Ruanda tiene derecho a la integridad territorial y se reserva el derecho a defender sus fronteras y a sus ciudadanos ante ataques transfronterizos».
«La integridad territorial de Ruanda ha sido violada de forma consistente durante los últimos años por parte del Ejército de RDC y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), incluido un brutal ataque en octubre de 2019 en Kinigi, una zona turística en el norte de Ruanda, en el que murieron catorce aldeanos inocentes», ha denunciado.
En este sentido, ha apuntado a «múltiples incidentes por el disparo de cohetes» desde el este de RDC, «incursiones en Ruanda por parte de las Fuerzas Armadas congoleñas» y «una violación del espacio aéreo en noviembre por parte de un avión de combate congoleño», incidente reconocido por Kinshasa.
«Esto se suma a los ataques contra zonas fronterizas de Ruanda por parte de las FDLR –un grupo armado rebelde fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio de 1994 en Ruanda–, que combaten del lado del Ejército congoleño contra otros grupos rebeldes en el este de RDC», ha lamentado.
Por ello, el Gobierno ruandés ha subrayado que «no ha habido rendición de cuentas por el fracaso del Gobierno de RDC a la hora de hacer frente a más de 130 grupos armados en su territorio y abordar los graves abusos contra civiles por parte de las Fuerzas Armadas y sus grupos armados auxiliares, incluidos los restos de la genocida FDLR, que ha sido preservada desde hace décadas en RDC».
«Las autoridades de RDC también han dado permiso a un discurso de odio virulento contra los tutsis y los kiñaruandaparlantes, la incitación pública, los linchamientos y la violencia, tal y como se detalla en informes por parte de Naciones Unidas y otras organizaciones regionales e internacional», ha señalado.
En esta línea, ha recordado que «Ruanda acoge a más de 80.000 refugiados congoleños, muchos desde hace más de 20 años» y ha pedido a la comunidad internacional «que tenga la decencia de abordar la persecución de un grupo de ciudadanos congoleños, así como refugiados de este mismo grupo pueden ejercer su derecho a volver de forma segura a su país en lugar de languidecer permanentemente en campamentos de refugiados».
«Intentar gestionar situaciones complejas repitiendo y amplificando acusaciones falsas del Gobierno de RDC no puede derivar en soluciones», ha argüido, antes de tildar de «invención» la matanza de Kishishe, achacada al M23. La ONU afirmó que más de 130 personas habían muerto a manos del M23 en Kishishe y Bambo, algo rechazado por el grupo rebelde.
«Merece la pena recordar que una operación de pacificación de la ONU, actualmente bajo la Misión de Naciones Unidas en RDC (MONUSCO), ha estado presente en el este de RDC desde hace más de 22 años, con un coste de mil millones de dólares al año, con pocos resultados tangibles», ha puntualizado.
«Culpar a Ruanda refleja una falta de voluntad de parte de la comunidad internacional a la hora de abordar las causas subyacentes del conflicto en el este de RDC y pedir una verdadera rendición de cuentas a los actores estatales y no estatales responsables de este legado de fracaso», ha remachado.
El comunicado ha sido publicado después de que Estados Unidos y Francia hayan reclamado a Ruanda que ponga fin a su «apoyo» al M23. Las tensiones entre Kinshasa y Kigali han repuntado durante los últimos meses por los enfrentamientos en el este de RDC.
El M23 ha sido acusado desde noviembre de 2021 de llevar a cabo ataques contra posiciones del Ejército en Kivu Norte, a pesar de las autoridades congoleñas y el M23 firmaron en diciembre de 2013 un acuerdo de paz tras los combates registrados desde 2012 con el Ejército, que contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas. Expertos de la ONU acusaron a Uganda y a Ruanda de apoyar a los rebeldes, si bien ambos países lo negaron.
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