Amnistía Internacional ha pedido este lunes al Tribunal Penal Internacional (TPI) que investigue como crimen de guerra tres ataques aéreos efectuados por el Ejército israelí sobre las poblaciones de Rafá y Al Maghazi, en el sur de la Franja de Gaza.
Los ataques –el primero en Al Maghazi el 16 de abril, los posteriores en Rafá el 19 y el 20 de ese mes– alcanzaron a «niños que jugaban al futbolín y a viviendas donde dormían familias», según Amnistía Internacional, que estima un total de 44 víctimas mortales, 32 de ellas niños, debido a los bombardeos, que además se saldaron con una veintena de heridos.
Tras una investigación que ha comprendido entrevistas con supervivientes y visitas a los lugares afectados por los ataques, así como la toma de fotos y el examen pericial posterior de las municiones empleadas, Amnistía «no ha encontrado indicio alguno de que en las zonas atacadas por las fuerzas armadas israelíes o aledañas hubiera habido objetivos militares en ninguno de los tres ataques».
Por ello, Amnistía ha expresado su preocupación sobre la posibilidad de que constituyan «ataques directos contra la población civil y bienes de carácter civil, que son crímenes de guerra».
Es más, «aun en el caso de que la intención de las fuerzas israelíes hubiera sido la de atacar objetivos militares legítimos en las proximidades de estos tres ataques, los indicios apuntan a que estos ataques no distinguieron entre objetivos militares y bienes de carácter civil y, por tanto, serían indiscriminados».
En lo que concierne a Al Maghazi, la munición impactó en mitad de una calle de mercado en la que varios niños y niñas jugaban alrededor de un futbolín.
La munición aterrizó en mitad de una calle de mercado en la que varios niños y niñas jugaban alrededor de un futbolín. El panorama de los daños vistos en el lugar y los componentes electrónicos de los fragmentos recogidos coincidían con los de los pequeños misiles guiados de precisión y las bombas planeadoras que lanzan los drones israelíes, según Amnistía.
En respuesta a CNN, las fuerzas armadas israelíes dijeron inicialmente que el ataque había alcanzado un «objetivo terrorista» en Al Maghazi, pero se negaron a proporcionar detalle o prueba alguna. Posteriormente dijeron que no tenían registros del ataque. Las fuerzas armadas israelíes tampoco accedieron a responder a preguntas relacionadas con la naturaleza del objetivo, ni a precisar si había muerto algún combatiente.
El 19 de abril hacia las 22.15 horas, una bomba aérea alcanzó la vivienda de cuatro pisos de la familia de Abu Radwan en el barrio de Tal al Sultan, en el oeste de Rafá; mató a nueve miembros de la familia (seis niños y niñas, dos mujeres y un hombre) e hirió a otros cinco familiares (tres niños y niñas, un hombre y una mujer). En el ataque resultaron heridas también una mujer y su hija, miembros de la familia que vivía en la casa contigua.
El día siguiente, el 20 de abril, un ataque lanzado en torno a las 23.20 horas destruyó la casa de la familia Abdelal en Al Jneinah, un barrio del este de Rafá; mató a 20 de sus familiares (16 niños y niñas y cuatro mujeres) e hirió a otros dos menores. Las víctimas estaban durmiendo. Sólo sobrevivieron tres padres de los niños, el abuelo y algunos de los niños, que estaban sentados en el recibidor de la granja familiar, situada a unos 100 metros de la casa.
En Al Maghazi existe un campo de refugiados establecido desde 1949, según Naciones Unidas, para albergar a refugiados que se vieron obligados a huir de los territorios palestinos ocupados durante la creación de Israel el año anterior. Desde principios de este mes es el destino de cientos de miles de palestinos expulsados de nuevo por la fuerza ante la nueva operación militar israelí en la vecina Rafá.
Esta ciudad, recuerda Amnistía, acogía a más de 1,2 millones de personas procedentes de zonas más septentrionales que quedaron desplazadas forzosamente el 13 de octubre de 2023, cuando las fuerzas armadas israelíes dictaron la primera orden de «evacuación» masiva contra la población del norte de Gaza.
La población residente en Gaza se vio obligada a desplazarse más hacia el sur a medida que las fuerzas israelíes expandían su campaña terrestre, hasta que la nueva operación en Rafá les ha forzado a moverse hacia Al Maghazi.
FAMILIAS DIEZMADAS
«Estos devastadores ataques han diezmado familias y truncado cruelmente la vida de 32 niños y niñas», ha manifestado la directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas,
«Nuestras conclusiones aportan indicios fundamentales de ataques ilegítimos por las fuerzas militares israelíes, al tiempo que el fiscal del Tribunal Penal Internacional, Karim Khan, solicita órdenes de arresto contra altos cargos de Israel y Hamás, entre ellos el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu», añade.
«En un momento en el que las fuerzas armadas de Israel siguen ampliando su incursión terrestre en Rafá, estos casos ilustran también la necesidad urgente de un alto el fuego», declara la investigadora.
«Los casos que se documentan aquí ilustran con claridad una constante de ataques durante los últimos siete meses en los que las fuerzas israelíes han incumplido el derecho internacional, matando a población civil palestina con total impunidad y exhibiendo un cruel desprecio por la vida humana», zanja.
Amnistía Internacional también ha documentado violaciones del derecho internacional cometidas por Hamás y otros grupos armados desde el 7 de octubre, incluidos homicidios deliberados de civiles, toma de rehenes y ataques indiscriminados con cohetes contra Israel.
En este sentido, Amnistía Internacional pide a Hamás y otros grupos armados que pongan en libertad sin condiciones a todos los civiles que continúan retenidos como rehenes en Gaza. La toma de rehenes es un crimen de guerra.
Amnistía Internacional también ha documentado de forma sistemática violaciones del derecho internacional cometidas por Hamás y otros grupos armados en Gaza, que incluyen tortura y otros malos tratos, ataques indiscriminados con cohetes contra Israel y otros ataques que han causado muertes de palestinos en la Franja de Gaza ocupada.