El jamón ibérico es uno de los productos españoles más reconocidos en todo el mundo, gracias a su exquisito sabor que difícilmente deja indiferente a algún comensal de cualquier nacionalidad. Al respecto, existen dos aspectos que determinan la extraordinaria calidad de los productos ibéricos: la crianza y la curación. Así lo asume Finca Roncales, uno de los productores más prestigiosos, gracias a que se concentra en producciones pequeñas para asegurar la máxima calidad de cada producto.
La dehesa de Sevilla
Finca Roncales está ubicada en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, donde los cerdos se crían en libertad en una gran extensión de la dehesa está cubierta de hierba, raíces y bellotas. Ese fruto le aporta un inigualable sabor a los jamones y lomos, pero también provee de excelentes propiedades nutricionales. En ese sentido, la empresa destaca que trabaja bajo el concepto “No es donde naces, es cómo te crías”, lo que refleja el valor que le da esta compañía al estilo de vida y la dieta de los cerdos. Por ello, la producción es limitada, lo que garantiza que el personal pueda encargarse por completo de la alimentación de los animales y de asegurarles un entorno libre de estrés.
Además, este enfoque también tiene un objetivo sostenible, ya que implica un respeto al ecosistema, al evitar la sobreexplotación de la dehesa.
Extenso proceso de curación
Por otra parte, Finca Roncales destaca que el otro elemento que define la calidad de los productos ibéricos es la curación, algo que requiere tiempo y dedicación. Por ello, las paletas de esta empresa se producen en un período estimado de entre 24 y 36 meses y los jamones en un plazo de 36 a 48 meses.
El proceso implica una fase de salazón, lavado y asentamiento, seguida de la etapa de secado y curación. En todo momento, Finca Roncales mantiene un riguroso control, gracias a sus instalaciones y profesionales de primera, que garantizan productos exquisitos de extrema calidad.