El exjugador de baloncesto Pau Gasol recibió este jueves el VII premio Resiliencia, que reconoce la capacidad del español de caerse y levantarse con fuerza en su carrera con momentos especialmente importantes como su lesión en las semifinales del Mundial de 2006 o después de estar dos años prácticamente sin jugar por una fractura en el escafoides del pie.
«La resiliencia ha sido una parte importante de mi carrera y mi éxito, y por ejemplo en el Mundial de 2006 fue algo maravilloso y especial que vivimos, que demostramos una resiliencia como equipo enorme cuando me lesioné en la semifinal», declaró Gasol tras ser reconocido con el VII premio Resiliencia por el Instituto Español de Resiliencia.
El miembro del ‘Salón de la Fama’ de la NBA subrayó que este reconocimiento «da valor y protagonismo a una cualidad importante en la vida de cualquier persona, que es la capacidad de superación y crecimiento, de sobreponerse a la adversidad y a las circunstancias que depara la vida».
El español recordó que en ese campeonato del 2006 jugaron a un nivel muy alto, pero que su pie, que le llevaba dando problemas desde hacía dos años, acabó cediendo a un minuto y medio del final en la semifinal ante Argentina. «En el momento yo sabía que me lo había roto, pero decido asumir la responsabilidad de meter esos dos tiros libres y pedir el cambio después. En ese momento no era buen tirador de tiros libres, pero sabía que los iba a meter», apuntó el de Sant Boi.
«Acabamos ganando el partido, y cuando todos nos daban por muertos en la final contra Grecia, que llegaba de ganar a Estados Unidos, el equipo sacó a relucir nuestra identidad y nuestra resiliencia. Fue un partido maravilloso, una exhibición de convicción, de compañerismo, y yo la disfruté como el que más. La resiliencia también se puede construir dentro de un equipo y es contagiosa», expresó el catalán.
Este se considera un «afortunado» por todos los reconocimientos que ha recibido en su carrera, y no se olvida de los compañeros y entrenadores que le han «acompañado e inspirado», como pudo ser Joan Montes, presente también en la entrega del premio, «muy importante» en su carrera porque «confió» en él y le ayudó a «seguir creciendo y evolucionando».
El doble ganador del anillo de la NBA lamentó que su «actitud» en ese primer entrenamiento con el primer equipo no fue «adecuada». «Juan Carlos Navarro y yo, que éramos los dos júniors, nos quejábamos pidiendo faltas, y Joan nos dijo que con esa actitud no íbamos a volver a entrenar con el primer equipo por un tiempo», rememoró.
«Si te llevas un golpe, intentas entender por qué, escuchas, aprendes y te preparas para la siguiente oportunidad», añadió el catalán, que también reconoce que «había muchas dudas» de si estaba «preparado» para dar el salto a la NBA.
«Mi familia ahí fue fundamental», remarcó. «Eso me dio una confianza y una fuerza enorme para volver a trabajar y ganarme el respeto de mis compañeros, y hacerlo lo mejor posible para demostrar que pertenecía a la mejor liga del mundo. El éxito de ser el primer jugador internacional en ser el mejor debutante en la historia de la NBA fue gracias a ello», añadió.
Otro de los momentos donde tuvo que hacer gala de esa resiliencia fue tras su lesión de 2019 en el escafoides del pie izquierdo, un auténtico calvario que le tuvo mucho tiempo fuera. «Me propuse volver a jugar, acabar mi carrera en las pistas, y que una lesión no cerrara una etapa tan bonita e importante de mi vida», expresó.
«El Barça me dio la oportunidad de volver a jugar, yo marqué los tiempos y pude jugar aquella temporada, ayudé al equipo en lo que pude, en un rol diferente, y luego pude disputar los Juegos de Tokio, y decidí cerrar este capítulo maravilloso de mi vida», concluyó.
Por su parte, la presidenta del Instituto Español de Resiliencia, la doctora Rafaela Santos, especialista en el Trastorno de Estrés Post Traumático, recalcó que «cuando una persona cae abatida, los psiquiatras necesitan ayudarla, pero hay algunas personas que tienen la capacidad de levantarse y seguir trabajando». «Esa es la resiliencia», aseveró.
«El deporte es una escuela de resiliencia porque todos trabajan y aprenden con el deseo de ganar y de preparase para el fracaso, que es lo que va desarrollando ese mundo interior que puede ser el modelo para las nuevas generaciones», declaró.
También intervino en el acto la premiada en 2018, Irene Villa, que mostró su alegría por estar en el evento, ya que «la aceptación, la adaptación y la virtud positiva son muy importantes» para ella, que sufrió la amputación de sus dos piernas en un atentado de ETA en 1991, y que resaltó que Pau Gasol también ha desarrollado «autoconfianza y autodisciplina», y que «ha aprendido a empoderarse a pesar de la derrota porque la vida va de caerse y levantarse con más fuerza».
Por último, también participó el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, que recordó que Pau Gasol forma parte de ese grupo, junto a deportistas como la también exjugadora de baloncesto Laia Palau, que «por sus hazañas y el reconocimiento que reciben las grandes leyendas, son referentes a seguir, y activos de un enorme valor que se debe cuidar y aprovechar».