El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., ha asegurado que su país no tiene intención de hacer «uso de la fuerza» para resolver el conflicto territorial que tiene abierto con China en las aguas del mar de la China Meridional, escenario de sucesivos encontronazos entre barcos de ambos países desde hace meses.
«No estamos en el negocio de instigar guerras; nuestra gran ambición es brindar una vida pacífica y próspera a todos los filipinos. Este es el son al que marchamos, este es el principio por el que vivimos», ha declarado el mandatario en un discurso ante un grupo de militares en la provincia de Palawan, la más próxima a las disputadas islas Spratly.
Uno de los últimos episodios de esta tensión tuvo lugar el pasado 17 de junio, cuando la Guardia Costera de China abordó varios botes de goma filipinos que se encontraban en una misión de reabastecimiento a un puesto militar en el banco de arena de Second Thomas.
Manila acusó a las autoridades chinas de confiscar armas, perforar barcos y embestir embarcaciones, lo que provocó que un filipino perdiera el pulgar, pero Pekín ha sostenido que sus acciones fueron profesionales y legales.
«Nos negamos a seguir las reglas», ha añadido el presidente en declaraciones recogidas por la cadena ABS-CBN, «que nos obligan a elegir bando en una competencia entre grandes potencias». Marcos, además, ha asegurado «ningún gobierno que se proclame al servicio del pueblo debe poner en peligro ni sus vidas ni sus medios de subsistencia».