El Teatro del Barrio acoge desde este miércoles, 17 de julio, y hasta el próximo sábado 27 la vuelta a los escenarios de ‘Los que hablan’, obra escrita y dirigida por Pablo Rosal y protagonizada por Malena Alterio y Luis Bermejo.
Estrenada en 2020 en el también madrileño Teatro de La Abadía, ‘Los que hablan’, la obra aborda los problemas de comunicación en la sociedad, un texto que ahora sus intérpretes revisitan después de haber pasado una pandemia desde su primera representación y en un contexto de polarización en el que, reconoce Luis Bermejo en conversación telefónica con Europa Press, «hay mucho más ruido».
«Pensábamos que íbamos a salir mejores, pero ahora mismo nos estamos alejando de ese deseo y vivimos en una gran depresión colectiva y un estado de patología constante por esta dictadura de la visibilidad», subraya el actor, quien ante este panorama reivindica el teatro y propuestas como ‘Los que hablan’, que «tratan de escudriñar el lenguaje y hacernos volver a lugares iniciáticos y primigenios».
Esta producción de Teatro del Barrio ha recorrido diversos escenarios en estos años antes de volver a casa para seguir reflexionando sobre la pérdida de la integridad de la palabra a través de una fallida conversación entre dos personas, Malena y Luis, con una sencilla escenografía con una única mesa, dos sillas, una jarra y dos vasos de agua.
UNA OBRA COMO «REACCIÓN» AL MOMENTO ACTUAL
«¿Cómo estás?» es la simple, y a la vez compleja, pregunta que detona la obra, generando un bucle de diálogos en los que sus personajes tratan de esquivar sus sentimientos buscando refugios en clichés, historias ajenas o conversaciones cargadas de tecnicismos, mientras demoran el fondo de la cuestión bajo el pretexto de que «hay tiempo».
El Auditorio Centro Niemeyer de Avilés, el Teatro Gayarre de Pamplona, el Teatro Cervantes Echegaray de Málaga, el Teatro Central de Sevilla o el Teatro Marcelo Grande de Tomelloso son algunos de los escenarios por los que ha pasado la obra en estos años con sus «diálogos de purgación» y con ese «aquelarre escénico», subraya Bermejo.
Así, el actor –nominado al Goya en dos ocasiones– defiende el teatro como una «medicina secreta» que tomar «en mitad de este julio caluroso» e invita incluso al público que ya vio la obra a regresar para comprobar la evolución de la misma. «En el teatro cada tarde siempre somos distintos», incide.
«No somos los mismos, incluso el espectador. Somos otros cuerpos para habitar estos textos. Es una necesidad para nosotros y también para el espectador», explica el intérprete, quien aspira a que esta reflexión sobre la comunicación y la incomunicación llegue a convertirse «en un clásico» que puedan revisitar a menudo.
Además de subirse a las tablas de foro escénico de Lavapiés con ‘Los que hablan’ y tras haber vuelto a poner en escena junto a Javier Gutiérrez ‘El traje’, de Juan Cavestany, en La Abadía, el actor madrileño está a punto de estrenar ‘Norberta’, cinta escrita y dirigida por Sonia Escolano en la que encarna a una persona en su transición de género.
LUIS BERMEJO, A PUNTO DE ESTRENAR ‘NORBERTA’
Respecto a ‘Norberta’, que llegará a los cines el próximo 26 de julio y en la que Bermejo comparte protagonismo con Adriana Ozores, el actor defiende las «otras modalidades de existencia» que brotan en medio de una sociedad «polarizada», también «entre lo femenino y lo masculino», que, advierte, «no dejan de ser vocaciones lingüísticas».
Precisamente, la cinta recurre al humor para abordar un tema en pleno debate social, algo que defiende el actor, quien se dio a conocer con papeles en comedias como ‘El otro lado de la cama’ (2002) o ‘Días de fútbol’ (2003).
«El humor ayuda a esclarecer verdades, es el vehículo más inteligente y más necesario. Es como una lluvia de verano que viene a apagar un incendio», defiende Bermejo, quien rechaza ponerle «límites» más allá de los que fija la «empatía» para «no hacer daño».
«Ni me he puesto ni me han puesto límites en el humor. Sí creo que no en todos contextos te puedes reír de todo, tiene que haber un criterio de realidad. No se puede hacer daño, con el humor o con cualquier otra cosa, hay que ser empático», concluye Bermejo.