El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, ha promulgado la nueva ley de atención a la Salud Mental, una normativa que llevaba sin ser actualizada desde 1958 y que, según sus críticos, era arcaica e inhumana.
La nueva ley, armonizada por el Senado y la Cámara de Representantes en 2021, incorpora una partida presupuestaria para la creación de un Departamento de Servicios de Salud Mental en el Ministerio Federal de Salud, así como la creación de un Fondo de Salud Mental.
«Esta legislación es obsoleta y arcaica, y refleja un período de la historia humana no solo en el que la salud mental se malinterpretaba gravemente, sino también en el que el tratamiento de las personas con necesidades de atención de la salud mental era inhumano e ineficaz», explicaron los especialistas Saheed Akinmayowa Lawal, Chris Azubogu y Taiwo Lateef Jeque para la revista ‘The Lancet’.
Aproximadamente el 80 por ciento de los nigerianos con necesidades de salud mental , recordaba el jueves el analista Nicholas Aderinto para el diario ‘Punch’, no pueden recibir la atención debido por falta de fondos, instalaciones, personal de salud mental y el estigma cultural y religioso sobre estas cuestiones.
En Nigeria, los pacientes de salud mental con frecuencia quedan en manos de sus familiares y las frías manos de las terapias espirituales. Actualmente, las necesidades de atención para la salud mental de Nigeria está a cargo de menos de 300 psiquiatras, la mayoría de los cuales vive en las ciudades, según las estimaciones del medio.
Asimismo, el sistema de salud mental de Nigeria padece una falta crónica de financiación por lo que solo uno de cada ocho nigerianos que padecen enfermedades mentales puede conseguir atención. El presupuesto de salud mental es aproximadamente del 3,3 al 4 por ciento del PIB, y más del 90 por ciento se destina a unos pocos hospitales neuropsiquiátricos, financiados principalmente a través del presupuesto de salud del gobierno nacional.
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