La población de Gabón está llamada este sábado a las urnas para un referéndum constitucional que refuerza el sistema presidencial y que supone la primera votación en el país desde el golpe de Estado de agosto de 2023, que supuso el derrocamiento el régimen de la familia Bongo en el país africano.
La asonada, encabezada por el general Brice Oligui Nguema, llegó tras el anuncio de la victoria de Ali Bongo en las presidenciales y en medio de las denuncias de fraude por parte de la oposición, que se negó igualmente a reconocer la autoridad de la junta instaurada tras el golpe.
Bongo había ascendido al poder tras la muerte en 2009 de su padre, Omar Bongo, quien había liderado el país desde 1967, lo que llevó a la oposición y diversos sectores del país a denunciar la existencia de una dinastía en el país africano desde su independencia de Francia en 1960.
Los últimos años de su mandato estuvieron marcados por las dudas en torno a su estado de salud, especialmente tras sufrir en 2018 un infarto cerebral que le obligó a apartarse durante un año de la esfera pública, lo que derivó en una intentona golpista en enero de 2019 ante lo que varios militares denunciaron como una vacancia en la jefatura del Estado.
Finalmente, Bongo optó por presentarse nuevamente a las elecciones de 2023 como candidato del Partido Democrático Gabonés (PDG), si bien las denuncias de fraude por parte de su principal rival, Albert Ondo Ossa, tensaron la situación hasta el punto de que Nguema optó por dar un golpe de mano y apartarle del poder, descartando las demandas del líder opositor para que se reconociera su victoria.
Posteriormente fue creada una junta militar bajo el nombre de Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI), que nombró un gobierno interino y abrió un proceso de diálogo nacional para pactar una nueva Constitución y allanar el camino a unos nuevos comicios, en los que Nguema aspira a presentarse como candidato.
El texto, desvelado el 22 de octubre por el primer ministro de transición, Raymond Ndong Sima, tiene como principal elemento el viraje de un sistema parlamentario a otro presidencialista, así como la introducción de un límite de dos mandatos consecutivos de siete años en el puesto de jefe de Estado y la exclusión de los descendientes de un presidente.
Además, la propuesta elimina el puesto de primer ministro y permite al propio Nguema presentarse a las elecciones en caso de que el referéndum sea aprobado, algo que ha sido criticado desde la oposición, que recuerda que el militar prometió una transición a una autoridad civil.
El texto presentado a votación contempla además la creación del puesto de vicepresidente y que únicamente las personas que tengan al menos un progenitor gabonés pueden ser candidatos a la Presidencia. Además, mantiene el francés como idioma oficial, prohíbe los matrimonios homosexuales y hace obligatorio el servicio militar.
CRÍTICAS A LA PROPUESTA
La propuesta ha generado críticas debido a lo que los opositores denuncian como una ausencia de separaciones claras entre los poderes y la independencia de la Justicia, por lo que temen que el actual líder de la junta esté intentando acaparar competencias para la próxima etapa política en Gabón.
En este sentido, el Movimiento Prioridades Ciudadanas (MPC), encabezado por Guilou Bitsutsu-Guilessen, ha sostenido durante la campaña que el proyecto no responde a las aspiraciones democráticas ni a las necesidades de la población, según el portal de noticias Gabon Media Time.
El MPC resalta que existe un riesgo de que el país se vea arrastrado a unas dinámicas políticas similares a las vividas durante el régimen de la familia Bongo, por lo que su líder ha lamentado «una repetición de los errores del pasado» que no permite una reforma institucional real.
En concreto, apunta a una concentración de poderes en manos del presidente, con lo que considera una amplia influencia sobre el aparato judicial y el Parlamento, motivo por el que reclama que la propuesta sea rechazada para que se abra un nuevo proceso de redacción que derive en un texto más aceptable.
Sin embargo, el propio Nguema ha hecho un llamamiento a una participación «masiva» en el referéndum, llegando a afirmar que «el único enemigo es la abstención», llegando a mantener una reunión esta misma semana con representantes de la campaña del ‘no’ para intentar rebajar las tensiones.
«Escucha, comprensión y diálogo durante un encuentro para garantizar que, en Gabón, cada voz cuenta», dijo la Presidencia gabonesa en un breve mensaje en su cuenta en la red social Facebook tras la reunión, apenas unos días de una votación destinada a modificar la Constitución de 1991.
De hecho, el presidente de transición ha defendido esta misma semana en una entrevista a ‘L’Union’ el proyecto y ha recalcado que «emana de la voluntad del pueblo gabonés, expresada a través de un proceso inclusivo y transparente», al tiempo que ha evitado concretar si se presentará a las próximas elecciones, uno de los temas más espinosos entre los escépticos.
PROMESA DE ELECCIONES EN 2025
El líder de la junta había prometido entregar el poder a las autoridades civiles tras un periodo de transición de dos años desde el derrocamiento de Bongo –quien continúa bajo arresto domiciliario–, si bien no ha descartado la posibilidad de que la votación, que debería tener lugar en 2025, sea aplazada.
El anuncio sobre un calendario de transición de dos años fue desvelado en noviembre de 2023 tras una serie de presiones por parte de la comunidad internacional para concretar las promesas de los golpistas, que defendieron sus acciones para evitar «una gran crisis institucional» en el país, antigua colonia de Francia y tradicional aliado de París.
«Agosto de 2025: elecciones y fin de la transición», dijo el 13 de noviembre de 2023 el portavoz de la junta, Ulrich Manfoumbi Manfoumbi, en una comparecencia televisada en la que matizó que esta fecha era «indicativa». Si bien los miembros del Gobierno interino creado tras la asonada quedaron automáticamente eliminados como candidatos a los comicios, esta medida no afecta a Nguema.
El anuncio de la fecha electoral se vio seguido en marzo de 2024 por un diálogo nacional destinado a preparar el camino hacia las urnas, si bien el mismo estuvo dominado por el Ejército y las autoridades de transición, que suponían más de la mitad de los cerca de 600 participantes en el proceso.
Los contactos impulsados por la junta y el Gobierno de transición desembocaron en un texto que fue presentado en septiembre a la Asamblea Constituyente, donde se presentaron más de 800 propuestas de enmienda para perfilar el texto que será finalmente votado este sábado y que determinará el futuro próximo de la política en el país africano.
En paralelo, las autoridades adoptaron una serie de cambios a nivel económico, incluidas unas políticas de expansión fiscal y un refuerzo de las instituciones financieras y la transparencia en las cuentas públicas, según el Banco Mundial, que apunta que, sin embargo, la economía gabonesa se vio afectada en 2023 por «factores externos e internos».
El organismo destaca en su página web que «el contexto político, hasta ahora relativamente estable gracias al apoyo popular a las autoridades de transición, podría deteriorarse con la organización del referéndum para la adopción de una nueva constitución y la proximidad de los plazos electorales».
Por ello, el Banco Mundial recalca que «un rápido retorno al orden constitucional es crucial para evitar sanciones regionales que limitarían aún más el acceso del país a ciertas fuentes de financiación». En total, alrededor de 860.000 personas –de los 2,3 millones de habitantes del país– están inscritas para votar en el referéndum.