La Dirección General de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón cuenta ya con diez estaciones de secado que permiten analizar la humedad del combustible forestal vivo en diferentes puntos de la región. El objetivo es mejorar la estimación del peligro de incendio forestal.
Las primeras estaciones –conocidas coloquialmente como «estufas»– se instalaron en Alcañiz (2007) y en Teruel (2012). El año pasado se sumó otra en Mora de Rubielos y en 2025 se han incorporado siete más en distintas localizaciones con las que ya se están recopilando datos.
El secado de muestras en estas instalaciones permite la medición del contenido de humedad de la vegetación (combustible forestal vivo). Para ello se utilizan ramas y ramillas de menos de seis milímetros de grosor (a este material se le denomina combustible forestal vivo ligero) de varias especies vegetales representativas como el romero, la aliaga, la brecina, la sabina, el enebro, el lentisco, la carrasca y varios tipos de pino, entre otras.
HUMEDAD DEL COMBUSTIBLE VIVO DE INCENDIO FORESTAL
El contenido en humedad del combustible forestal vivo resulta un parámetro muy importante en la consolidación y desarrollo de un incendio forestal, ya que es este tipo de combustible el que puede aportar al incendio mayor biomasa dispuesta, o no, a arder, según su contenido de humedad, lo que influirá decisivamente en la velocidad y la intensidad de avance de los frentes de llama.
«Si el contenido de humedad es alto, el incendio no progresará porque antes de que se produzca la ignición tiene que evaporar el agua que tiene la planta. Eso lo que hace es retrasar el avance de las llamas», resume el jefe de sección de Planificación Preventiva de Incendios Forestales del Gobierno de Aragón, Rafael Fuentetaja.
A pesar de ello, «hoy en día los índices de peligro de incendio forestal desarrollados son exclusivamente meteorológicos», continúa Fuentetaja, «en buena medida por la dificultad para estimar para todo el territorio e integrar adecuadamente en el cálculo un parámetro representativo de la humedad del combustible vivo».
El objetivo final y el reto de hacer el seguimiento de esta variable es su integración en la predicción del índice de peligro aragonés, el Nivel de Alerta por Peligro de Incendios Forestales (NAPIF).
La humedad de la vegetación lógicamente depende de la meteorología acaecida, pero no exclusivamente, ya que cada especie vegetal responde de manera diferente a las ganancias y pérdidas de humedad provocadas por las lluvias y por la sequedad atmosférica, respectivamente.
Además, lo hacen de forma diferente según la época del año (según la fenología propia de cada especie).Con los datos obtenidos de las mediciones se caracteriza la variación de la humedad de cada especie a lo largo del año y se podrá mejorar el conocimiento de, entre otros aspectos, la respuesta de cada una ante el estrés hídrico.Hasta la fecha se han registrado más de 7.400 datos de humedad de 15 especies diferentes, con muestras tomadas todos los meses del año en parcelas fijas de municipios como Valderrobres, Alcorisa, Albarracín, Villel y Olba, entre otros.
EL ROMERO, ESPECIE CLAVE PARA EL SEGUIMIENTO
El romero ha resultado ser la especie de mayor interés para el seguimiento, tanto por su amplia presencia en Aragón como por su variabilidad en el contenido de humedad durante todo el año.
Las especies de matorral, en general, presentan mayores y más rápidas fluctuaciones de humedad que las arbóreas. Estas últimas gracias a su mayor tamaño, sus raíces más profundas y a la protección que ofrece su copa, logran mantener una humedad más estable.
Especies como el brezo, la jara y la aliaga varían su humedad de manera significativa en épocas de floración y fructificación, mientras que especies como el romero, el enebro o las especies arbóreas presentan una variación más constante, menos influenciada por la estacionalidad.
Entre mayo y agosto, cuando las variaciones en el contenido de humedad son más pronunciadas, se requiere un seguimiento más detallado. Detectar estos cambios es clave para anticipar la disponibilidad de combustible en caso de incendio.
SITUACIÓN ACTUAL
Las lluvias registradas durante esta primavera están teniendo un efecto positivo en los niveles de humedad del combustible forestal, especialmente en las especies de matorral más sensibles a la estacionalidad.
Esta mayor humedad actúa como un freno natural frente a los incendios, ya que reduce la probabilidad de ignición y ralentiza la propagación del fuego. Si se mantienen estas condiciones, el verano se presentaría con un menor riesgo de incendios forestales en comparación con otros años más secos.