La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural ha liberado este jueves una cincuentena de crías de venjeco en el Castell de Bellver recuperadas en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Mallorca.
El acto ha contado con el conseller del ramo, Joan Simonet; el jefe del Servicio de Protección de Especies del Govern, Tomàs Bosch, el gerente del Consorcio para la Recuperación de Fauna de Balears (Cofib), Miquel Puig.
El conseller ha recordado la importancia de proteger y conservar estas aves insectívoras, que son clave para el control de plagas y de insectos voladores y, además, ayudan al mantenimiento de los ecosistemas.
Asimismo, ha puesto en valor el esfuerzo que se lleva a cabo desde los centros de recuperación de fauna silvestre de las Islas para conservar esta especie protegida. En 2024 ingresaron en los centros de recuperación un total de 771 ejemplares (523 crías y 248 adultos) y, en lo que va de año, han sido 889 vencejos (838 crías y 253 adultos).
Los centros de las Islas reciben constantemente avisos y consultas por parte de los ciudadanos que encuentran pollitos de estas especies caídos de los nidos.
Después de un largo proceso de recuperación, siempre con la ayuda de entidades colaboradoras como los puntos de recogida y, sobre todo, gracias a los centenares de particulares que los acercan a los centros, se consigue liberar más del 80 por ciento de los ejemplares.
El gerente del Cofib ha indicado que entre los meses de junio y julio es habitual que las crías de vencejo caigan del nido al intentar huir del calor, ya que todavía no saben volar.
«Una vez llegan al centro de recuperación del Cofib, el personal técnico se encarga de criar los ejemplares hasta que logran la medida y el peso adecuados para poder volar y volver al medio natural», ha explicado.
Aparte de la caída de los pollitos de los nidos, las principales causas de entrada en los centros de recuperación de esta especie son por traumatismo o desnutrición.
Los vencejos llegan a Baleares durante la primavera y el verano para criar, ya que el resto del año lo pasan en África. Son aves muy especializadas en el medio aéreo y, gracias a su aerodinámica, están capacitadas para pasar su vida volando, únicamente bajan a tierra para ocupar los agujeros de los tejados y edificios para la nidificación.
Junto con otras aves insectívoras migratorias, como los cabots y las golondrinas, llegan al archipiélago para criar en los cascos urbanos.
La Conselleria ha recordado que es una especie catalogada como en Régimen de Protección Especial en el real decreto 139/2011 e, internacionalmente, está incluida en el Convenio de Berna, relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa.