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El Océano Ártico permaneció abierto a la vida durante las edades de hielo

Por Redacción

Un estudio de la Universidad Ártica de Noruega desafía la idea de que una gigantesca y gruesa plataforma de hielo cubrió alguna vez todo el Océano Ártico durante las edades de hielo más frías.

Tal y como se publica en ‘Science Advances’, el equipo de investigación no encontró evidencia de la presencia de una enorme plataforma de hielo de aproximadamente 1 km. En cambio, el Océano Ártico parece haber estado cubierto por hielo marino estacional, dejando aguas abiertas y condiciones propicias para la vida incluso durante los períodos más fríos de los últimos 750.000 años. Este descubrimiento proporciona información crucial para comprender cómo el Ártico ha respondido al cambio climático en el pasado y cómo podría comportarse en el futuro.

Dirigido por el proyecto Into the Blue – i2B, financiado con una subvención Synergy del Consejo Europeo de Investigación, el equipo de investigación estudió núcleos de sedimentos recogidos del fondo marino de los mares nórdicos centrales y la meseta de Yermak, al norte de Svalbard. Estos núcleos contienen diminutas huellas químicas de algas que vivieron en el océano hace mucho tiempo. Algunas de estas algas solo crecen en aguas abiertas, mientras que otras prosperan bajo el hielo marino estacional que se forma y se derrite cada año.

«Nuestros núcleos de sedimentos muestran que la vida marina estuvo activa incluso durante las épocas más frías», asegura Jochen Knies , autor principal del estudio, con sede en la UiT, la Universidad Ártica de Noruega, y codirector del proyecto Into The Blue – i2B. «Esto nos indica que debió haber agua clara y abierta en la superficie. Esto no se observaría si todo el Ártico estuviera encerrado bajo una placa de hielo de un kilómetro de espesor».

Uno de los indicadores clave que buscó el equipo fue una molécula llamada IP 25 , producida por algas que viven en el hielo marino estacional. Su aparición regular en los sedimentos muestra que el hielo marino fluía con las estaciones, en lugar de permanecer congelado todo el año.

Para probar los hallazgos basados en los registros geológicos, el equipo de investigación utilizó el Modelo del Sistema Terrestre AWI, un modelo informático de alta resolución, para simular las condiciones del Ártico durante dos períodos especialmente fríos: el Último Máximo Glacial hace unos 21.000 años, y una congelación más profunda hace unos 140.000 años, cuando grandes capas de hielo cubrieron gran parte del Ártico.

«Los modelos corroboran lo que encontramos en los sedimentos», asegura Knies. «Incluso durante estas glaciaciones extremas, el agua cálida del Atlántico seguía fluyendo hacia la entrada del Ártico. Esto impidió que algunas partes del océano se congelaran por completo».

Los modelos también demostraron que el hielo no era estático. En cambio, se desplazaba con las estaciones, creando aberturas en el hielo por donde la luz podía llegar al agua y donde la vida podía continuar prosperando. Esta investigación no solo redefine nuestra perspectiva sobre los climas árticos del pasado, sino que también tiene implicaciones para las predicciones climáticas futuras. Comprender cómo el hielo marino y la circulación oceánica respondieron a los extremos climáticos del pasado puede mejorar los modelos que proyectan cambios futuros en un mundo en calentamiento.

«Estas reconstrucciones nos ayudan a comprender qué es posible y qué no en cuanto a la cobertura de hielo y la dinámica oceánica», apunta Gerrit Lohmann , coautor de este estudio, del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (AWI) y codirector de Into The Blue – i2B. «Esto es crucial para anticipar el posible comportamiento de las capas de hielo y el hielo marino en el futuro».

Algunos científicos han argumentado que las características del lecho marino ártico sugieren que una enorme plataforma de hielo en tierra cubrió en su día todo el océano. Pero este nuevo estudio ofrece otra explicación.

«Es posible que hubiera plataformas de hielo de corta duración en algunas partes del Ártico durante fases de frío especialmente intenso», insiste Knies. «Pero no vemos ninguna señal de una única plataforma de hielo masiva que cubriera todo durante miles de años». Una posible excepción podría haber ocurrido hace unos 650.000 años, cuando la actividad biológica en el registro sedimentario disminuyó drásticamente. Pero incluso entonces, la evidencia apunta a un evento temporal, no a una capa de hielo prolongada sobre el Ártico. El estudio arroja nueva luz sobre cómo se ha comportado el Ártico en condiciones extremas en el pasado. Esto es importante porque el Ártico está cambiando rápidamente hoy en día. Conocer cómo el hielo marino y la circulación oceánica respondieron a los cambios climáticos pasados ayuda a los científicos a comprender el futuro.

«Estos patrones pasados nos ayudan a comprender las posibilidades en escenarios futuros», finaliza Knies. «Necesitamos saber cómo se comporta el Ártico bajo presión y a qué puntos de inflexión debemos prestar atención, a medida que responde al calentamiento global».

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