En el futuro cercano, la movilidad urbana experimentará una transformación radical hacia un modelo más eficiente, sostenible e interconectado. Según expertos convocados por EL PAÍS y Acciona, los automóviles serán eléctricos, de menor tamaño, inteligentes y fabricados con materiales reciclables, incorporando tecnologías de conducción autónoma.
Estos vehículos no serán de propiedad individual en su mayoría, sino compartidos y mejor integrados en el ecosistema urbano, optimizando rutas y reduciendo emisiones y ruidos.
Las administraciones públicas jugarán un papel clave adaptando normativas e infraestructuras, como lo demuestra el Ayuntamiento de Madrid, que está convirtiendo aparcamientos públicos en centros de movilidad multifuncional.
También se pone énfasis en cambiar los hábitos ciudadanos, dado que la mayoría de los coches actuales transportan solo a una persona y ocupan gran espacio de la vía pública. La revolución vendrá con la conducción autónoma, que transformará el interior del automóvil en espacios habitables como oficinas o salones, aunque enfrentará serios desafíos regulatorios. Finalmente, se anticipa un cambio en la propiedad de los vehículos, hacia modalidades compartidas para optimizar el uso del limitado espacio urbano, como propone Silence con su modelo S04 y otros vehículos eléctricos flexibles en el uso.