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El IPC de EEUU repuntó tres décimas en junio, hasta el 2,7%

Por Redacción

El índice de precios de consumo (IPC) de Estados Unidos se situó en junio en el 2,7% interanual, lo que implica una aceleración de tres décimas respecto de la subida del coste de la vida en mayo, según ha informado la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo.

En el caso de la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, la tasa cerró junio con un incremento del 2,9%, una décima por encima de la lectura de mayo.

En el sexto mes de 2025, el precio de los alimentos se encareció un 3% interanual, una décima más que en mayo, mientras que la energía se abarató un 0,8%.

En tasas mensuales, la variable general del IPC aumentó un 0,3%, tras el avance del 0,1% en mayo, lo que supone el mayor incremento de los precios en términos mensuales desde enero de 2025.

«Los aranceles están empezando a hacerse notar en los detalles del IPC y esto, sumado a los buenos datos del mercado laboral, calmará a quienes en la Fed presionan para que el banco central recorte los tipos de interés a finales de este mes», apunta Ryan Sweet, economista jefe para Estados Unidos de Oxford Economics, quien recuerda que los aranceles repercuten en los precios con un retraso, ya que las empresas suelen tener inventario para dos o tres meses.

De esta manera, el experto mantiene la previsión de que el incremento de los precios al consumidor se acelerará durante este verano y otoño, ya que el impulso de los aranceles a los precios de los bienes compensará con creces la moderación de la inflación en los servicios.

En cuanto al impacto en las próximas decisiones de la Fed, considera que el banco central estadounidense sabe que existe un desfase entre los cambios en los aranceles y su impacto en la inflación; por lo que anticipa que «se mantendrá al margen mientras la presión alcista sobre los precios de los bienes básicos se intensifica» hasta obtener más claridad sobre los aranceles recientemente anunciados, cuya entrada en vigor está prevista para el 1 de agosto.

Asimismo, Sweet recuerda que la depreciación del dólar supone otro riesgo emergente al alza para la inflación a tener en cuenta en el segundo semestre, ya que un dólar más débil aumenta la probabilidad de que las empresas trasladen a los precios una mayor parte de los aranceles.

De su lado, James Knightley, analista de ING Research, apunta que la lectura de inflación subyacente de junio fue ligeramente más débil de lo esperado, lo que mantiene viva la posibilidad de un recorte de tasas de interés por parte de la Fed en septiembre, pero considera que, dado el riesgo de ver peores datos para julio y agosto, sería necesaria una evidencia clara del deterioro del mercado laboral para que el banco central actúe antes de la reunión de diciembre.

«Sospechamos que la mayoría de los miembros del FOMC querrán asegurarse de que los aranceles sean un cambio de precio puntual en lugar de algo que conduzca a una mayor permanencia de la inflación», ha señalado el experto, quien duda de que tengan pruebas suficientes para estar seguros en la reunión de septiembre, lo que sugiere que la frustración del presidente Trump con Jerome Powell «se intensificará».

No obstante, afirma que los recortes de tipos de interés llegarán probablemente en un entorno de crecimiento más moderado, con una perspectiva laboral más débil y con una disminución de las presiones salariales, por lo que, ante el riesgo de que el desempleo comience a aumentar como respuesta a la intensificación de los obstáculos al crecimiento, «creemos que la Fed se sentirá mucho más cómoda con la idea de recortar los tipos de interés a partir de la reunión de diciembre, comenzando con un recorte de 50 puntos básicos».

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