«En España hay talento, y espero que haya navegantes nuestros en la próxima The Ocean Race», afirmó la team manager del Be Water Positive.
La española Paula Soler, team manager del Canada Team Be Water Positive que disputa la segunda edición de The Ocean Race Europe, señaló en Cartagena, salida de la tercera etapa con meta en Niza, que es como «un Chris Horner a pequeña escala» en el mundo de la vela, y confía en que en la vuelta al mundo en 2027 haya navegantes nacionales en alguna de las embarcaciones.
«¿Si soy un Chris Horner de la vela? Sí, esta frase ha tomado mucha amplitud. No, a ver, el team manager es un poco como el control operacional del proyecto en todos los aspectos: contractual, administrativo, equipo e, incluso, recursos humanos. No a la altura de Chris Horner o ‘Toto’ Wolff, pero en pequeña escala, sí», manifestó en una entrevista a Europa Press.
Paula Soler nació junto al mar, en la Costa Brava (Lloret de Mar) y cuando era pequeña soñó con ser ‘cheerleader’, le gustaban las motos y su ídolo era el piloto Marc Márquez antes de iniciarse en la vela olímpica en el Club de Vela Blanes.
Licenciada en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra, se marchó a Nueva York antes de dar un giro brusco a su vida. «Mi pareja decidió competir en la Mini Transat en 2019 y nos mudamos a Lorient y, a partir de entonces, él siguió con su carrera navegando y yo empecé un cambio de vida radical», relató en la planta baja del restaurante ‘el cuarenta y tres’, junto al pantalán en el que están amarrados los ‘bólidos’ que compiten en The Ocean Race, gigantescos cruceros como el ‘Silver Ray’ y barcos de la Armada española.
Soler acumuló experiencia en los IMOCA y la regata de la Vendée Globe antes de llamar la atención del navegante Tanguy Le Turquais para asumir el rol de team manager del Be Water Positive. «La regata es fantástica, y sería genial también poder tener un poco de presencia española porque es un país que lo tiene todo: buenos ‘skippers’, de los mejores, que también que hacen muchísima vela oceánica y esperemos que para la Vuelta al Mundo puedan haber españoles a bordo de barcos», deseó.
Soler recuerda a los campeones olímpicos en París, Diego Botín y Florian Rittel, a Jordi Xammar, en SailGP, a Iker Martínez y Xabi Fernández, el patrón del MAPFRE que compitió en The Ocean Race 2017-18. «España tiene talento, en la vela olímpica, en SailGP, y en vela oceánica sería fantástico tenerles aquí también», indicó en alusión a la ausencia de un barco y regatistas nacionales en esta The Race por Europa.
Asimismo, reivindicó el talento femenino y las plazas obligatorias que se imponen en las embarcaciones para promover la igualdad. «Es una solución a corto plazo para descubrir ese talento. La mayoría de mujeres que hay en estos barcos no están encima porque son mujeres y porque hay que cumplir con una cuota. Están porque tienen el mismo o más talento que los demás», subrayó.
Al margen de ello, la regatista que habla seis idiomas pidió más apoyo al Gobierno en forma se exenciones fiscales para atraer a los patrocinadores. «Hay una falta de ayudas y de cultura de ‘sponsoring’. En Francia sí que la hay. En España ha funcionado con la Barcelona Ocean Race y con otras ediciones de la Volvo. Así, que tal vez llegamos al punto en el que las empresas se vuelvan a dar cuenta de que es algo que funciona», señaló.
Respecto al tramo final de The Ocean Race antes de culminar, tras cerca de 4.500 millas náuticas (8.340 kilómetros), la regata a mediados de septiembre en Montenegro, Soler espera subirse al podio en alguna de las etapas. «Sería fantástico. Es un equipo que ha tenido muy poco entrenamiento comparado con los demás, que ya llevan 3 o 4 años encima de estos barcos. Nosotros hemos navegado 5 o 10 días antes de venir aquí», comparó.
Mientras tanto, sus pupilos del Be Water Positive afrontarán camino de Niza la soledad del navegante. «¿Dónde está la dureza en el mar? Está en sentirte solos. Incluso cuando vas en equipo te sientes muy solo. Y tener ‘skippers’ que no se hunden de repente. Y el material tiene que aguantar, y eso es mucha presión», resumió la abogada que mudó los despachos por la otra batalla contra los océanos.