El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha reclamado este martes reforzar el apoyo a los desplazados a causa de los últimos ataques en Malí, sacudido desde hace años por las operaciones de varios grupos yihadistas, y ha hecho un llamamiento a una «mayor solidaridad» con estas personas.
El representante del organismo en Malí, Mohamed Touré, ha resaltado que «la violencia y las amenazas por parte de grupos armados han forzado a malienses y refugiados a huir para lograr seguridad». Entre los últimos casos figura el de la localidad de N’Tillit (norte), donde más de 3.700 refugiados burkineses y residentes malienses han tenido que huir hacia Gao, a 120 kilómetros de distancia.
«La amenaza actual en N’Tillit, donde refugiados burkineses habían hallado refugio durante los últimos años tras escapar de Burkina Faso, les ha desplazado por segunda o tercera vez, causando un trauma aún mayor», ha explicado.
Así, ha sostenido que «desde 208, refugiados burkineses se han visto forzados a cruzar la frontera hacia Malí, a pesar de la precaria situación en ambos países». Malí acoge a más de 60.000 refugiados, incluidos 25.000 de Burkina Faso, mientras que 440.000 malienses siguen desplazados en el país.
«El número de llegadas a Gao podría seguir aumentando mientras el resto de la población de N’Tillit teme represalias tras varios ultimátums por parte de un grupo armado», ha alertado Touré, quien ha resaltado que la mayoría de los desplazados son mujeres y niños que caminaron durante horas sin comida.
En este sentido, ha apuntado que estos desplazados «viven ahora bajo árboles o en cobijos improvisados con poca comida y agua». «Mujeres embarazadas y lactantes con hijos, ancianos, personas con discapacidad y niños no acompañados necesitan urgentemente atención sanitaria», ha señalado.
Por ello, ha hecho hincapié en que «ACNUR y sus socios apoyan a las autoridades locales a la hora de valorar y responder ante las necesidades de las familias desplazadas de forma forzosa en Gao», al tiempo que se coordina una respuesta humanitaria para refugiados y desplazados internos en todo el país africano.
«A pesar de estos esfuerzos, las necesidades de los desplazados siguen siendo enormes, dado que la violencia por parte de grupos armados sigue forzando a huir a la población», ha manifestado Touré, que ha pedido a la comunidad internacional «que muestre una mayor solidaridad con los desplazados en Malí y los países vecinos a través de apoyo financiero urgente a las organizaciones humanitarias para dar asistencia vital».
Malí, al igual que otros países del Sahel, ha venido registrando en los últimos años un número creciente de ataques yihadistas obra tanto de la filial de Al Qaeda en la región como de la de Estado Islámico, lo cual ha hecho además aumentar la violencia intercomunitaria y provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas.
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