Al menos cinco personas han muerto en el marco de las violentas protestas registradas durante una huelga de taxistas en Ciudad del Cabo, la capital de Sudáfrica, que comenzó hace ya una semana.
Las autoridades sudafricanas han indicado que entre los fallecidos se encuentra un agente de Policía y un ciudadano británico de 40 años y han confirmado que su familia está recibiendo apoyo del Ministerio de Exteriores de Reino Unido.
La huelga fue convocada en respuesta a lo que los conductores calificaban como «tácticas de mano dura» por parte de las autoridades locales tras la aplicación de nuevas medidas que conllevan la confiscación del vehículo en caso de infracción –incluido no llevar el cinturón de seguridad o circular por el carril de emergencia–.
Los taxistas denuncian que estas medidas no se aplican a todos los conductores y que, por ende, muchos de ellos solo se enfrentarán a multas en caso de infringir la normativa.
El martes, el ministro sudafricano de Transportes, Sindisiwe Chikunga, ordenó la liberación inmediata de los taxis y minibús confiscados por el Ayuntamiento de Ciudad del Cabo y declaró que la legislación había sido «ejecutada y aplicada erróneamente», según informaciones de la cadena de televisión británica BBC.
La Policía ha indicado que por el momento han sido detenidas 120 personas durante los disturbios y ha alertado de que se han producido actos de saqueo, incendios y lanzamiento de piedras.
El martes, los residentes del municipio de Masiphumelele levantaron barricadas, impidiendo la salida de otros residentes. Posteriormente, muchas de esas barricadas fueron incendiadas.
Las autoridades de Reino Unido, por su parte, han emitido una alerta de viaje por considerar que la huelga se ha convertido en una «amenaza para la seguridad de los turistas» que visitan Sudáfrica.