Los colegios electorales de Bielorrusia han abierto este domingo para elegir al Parlamento en el primer gran test desde los controvertidos comicios presidenciales de agosto de 2020, que marcaron un punto de inflexión en la escalada represiva de la oposición y supusieron la desaparición de cualquier tipo de alternativa al régimen de Alexander Lukashenko.
Más de 5.400 colegios electorales han abierto sobre las 8.00 horas (hora local) en una jornada en la que 45.505 observadores nacionales estarán presentes para seguir la votación, que terminará sobre las 20.00 horas (hora local), según ha recogido BelTA.
El Parlamento tiene poca influencia real en Bielorrusia, donde las principales decisiones están en manos del presidente. Lukashenko ha consolidado su poder en estos últimos años, en los que también ha terminado de estrechar lazos con su homólogo ruso, Vladimir Putin, pese a los señalamientos internacionales tras la invasión lanzada sobre Ucrania.
Este domingo, los bielorrusos están llamados a renovar diversas instituciones regionales y locales, si bien el foco está puesto en los 110 escaños de la Cámara de Representantes –la Cámara Baja del Parlamento–, que se repartirán en virtud de un sistema de circunscripciones uninominales en las que el candidato más votado obtiene la victoria.
La ilegalización o desaparición ‘de facto’ de partidos opositores ha terminado de despejar el camino y Lukashenko tiene prácticamente garantizado el pleno respaldo de los futuros legisladores, por lo que los comicios apenas se ven como un trámite para consolidar su poder. La votación anticipada arrancó ya el martes en más de 5.400 colegios electorales.
La cita no contará con observadores externos, un extremo que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), habitual supervisor de este tipo de citas, condenó a principios de enero. El director de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos, Matteo Mecacci, se confesó «profundamente preocupado» por este veto, que considera contrario a los compromisos internacionales suscritos por Minsk.
LA DESAPARICIÓN DE LA OPOSICIÓN
Lukashenko ha favorecido el desarrollo de unas leyes a la medida de sus intereses y en los que reformas relativas a cuestiones como la libertad religiosa o la lucha contra el terrorismo han sido percibidas desde las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos como un paso más en la deriva represiva, tapaderas con trasfondo político.
La oficina de Derechos Humanos de la ONU, que ha criticado cambios como los que permite los juicios ‘in absentia’, estima que más de 1.500 personas están encarceladas en Bielorrusia por motivos políticos, lo que ha dejado a la mayoría de las voces disidentes obligadas a asumir una detención o a exiliarse, como ha sido el caso de la excandidata presidencial Svetlana Tijanovskaya.
La ONU ha mostrado también su preocupación por las condiciones en que se encuentran recluidos estos presos políticos. Cinco de ellos han muerto desde los comicios presidenciales, el último de ellos esta misma semana: el periodista y expolítico socialdemócrata Igor Lednik, condenado a tres años de cárcel por un artículo crítico con Lukashenko.
La comunidad internacional, con la UE y Estados Unidos a la cabeza, endureció su posición hacia Minsk a raíz de las elecciones de 2020 y ha terminado de repudiar a Lukashenko a raíz de su público apoyo a Putin tras la invasión de Ucrania. Sin embargo, el mandatario bielorruso ha señalado que son las «circunstancias externas» quienes le han llevado a terminar de estrechar lazos con Moscú.
«Tal vez incluso sea bueno que las circunstancias externas nos hayan acercado más el uno al otro (…) Nos dimos cuenta de que, en general, tenemos pocos amigos, y tal vez ninguno real, y que necesitamos crear nuestra felicidad», dijo Lukashenko el miércoles, según la agencia BelTA.
SANCIONES CONTRA MINSK
El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, destacó al término de la última reunión de ministros de Exteriores que Bielorrusia seguía siendo una prioridad para el bloque, habida cuenta del «nivel de represión sin precedentes» y de la «violación constante de los Derechos Humanos». Los responsables, señaló, «rendirán cuentas».
Los Veintisiete recordaron su defensa de una Bielorrusia «libre, democrática, soberana e independiente» y avisaron de que están dispuestos a seguir acordando sanciones «mientras las autoridades bielorrusas persistan en sus acciones», según consta en las conclusiones del más reciente Consejo de Exteriores, celebrado el lunes.
A día de hoy, la lista negra europea ya contempla medidas contra 233 individuos –entre ellos el propio Lukashenko– y 37 entidades. Es el segundo país con más castigos de la Unión Europea, sólo por detrás de Rusia.