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Borja-Villel regresa al Reina Sofía con una exposición ‘anti-instagrammers’, la mayor retrospectiva de Tàpies

Por Redacción

El exdirector del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha regresado por primera vez a la pinacoteca como comisario tras su salida el año pasado, con la mayor retrospectiva sobre Antoni Tàpies en el centenario de su nacimiento y que el propio curador ha definido como ‘anti-instagrammers’.

«Es una muestra de un artista con la fuerza de lo poético y de un pintor que ve desde la pintura. Así que lo siento, instagrammers, pero esta exposición no se puede fotografiar, porque hay una serie de matices y elementos que exigen la presencia en la sala», ha comentado con humor durante la presentación Borja-Villel.

En total, la muestra ‘Antoni Tàpies. La práctica del arte’ reúne cerca de 220 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo -con la colaboración también de la Fundaciò Antoni Tàpies y los préstamos de la familia del artista-, transitando por toda la carrera artística del pintor catalán (entre 1943 y 2012).

Borja-Villel ha remarcado que se recoge la visión de un pintor «intelectual, comprometido y ser humano», añadiendo además que una de las novedades es un enfoque respecto a la «forma de trabajar» de Tàpies. En este sentido, la muestra intenta recrear diez estudios imaginarios donde pintaba el autor.

«Él siempre se quejaba en las exposiciones que le organizaban de que le faltaba algo y creo que tenía que ver con la práctica del arte. Tàpies concentraba el núcleo de su trabajo desde finales de abril a septiembre y su mujer, Teresa Barba, le traía lienzos o maderas, mientras el estudio vacío generaba un entorno o ambiente», ha remarcado el comisario.

DOCUMENTOS INÉDITOS

En el catálogo se incluyen nueve documentos inéditos además de entrevistas donde desarrolla algunas de sus ideas «menos formalizadas». «Tàpies escribió muchísimo, con una memoria personal muy útil para entender cómo funcionaba el franquismo o con sus cartas sobre la vida cotidiana o por su amor a Teresa», ha remarcado.

También la sucesión de obras que recorren esta muestra permiten conocer a «un artista que aprende de todo lo que ve». «En la postguerra había muy poca información, pero él va asimilando todo rápidamente y ya en los años 50 empieza con las materias. Pero siempre fue el mismo artista y, sobre todo, un artista que no veía separación entre lo abstracto y lo figurativo», ha destacado.

Inma Prieto, directora de la Fundació Antoni Tàpies, también se ha referido a la muestra como «una reflexión sobre la dicotomía entre la vida y la muerte». Así, ha explicado por ejemplo que la exposición comienza con un autorretrato de Tapiès que le servía como «autoconocimiento» y termina con una obra en la que el autor «ya veía el final de sus días».

EL TÀPIES «MAS COMPROMETIDO»

«Fue una vida cíclica como muchos de sus aprendizajes del mundo zen. Él empezó su labor como artista postrado en la cama con una enfermedad y también terminó así», ha indicado Prieto. Por su parte, el hijo del artista, Antoni Tàpies Barba, ha celebrado esta muestra que «hará que las nuevas generaciones puedan reencontrarse» con este pintor.

«Es verdad que a la muerte de los artistas a veces su obra entra en un túnel oscuro en determinados momentos, pero este centenario permitirá que su obra sea revisitada y valorada de nuevo y, por supuesto, puesta en el lugar que merece», ha indicado.

La muestra incluye algunas de las obras más características de Tàpies, incluyendo también pinturas con gafas u ojos, de momentos cotidianos como son las de platos acumulados e incluso las del artista «más comprometido políticamente», como la del ‘7 de noviembre’ o el homenaje a Salvador Puig Antich.

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