Cazadores-recolectores llegaron a la isla de Chipre miles de años antes de lo pensado, según un nuevo estudio que confirma la atracción de las grandes islas del Mediterráneo para los pueblos paleolíticos.
Al examinar el momento de la primera ocupación humana de Chipre, la investigación dirigida por el profesor Corey Bradshaw de la Universidad de Flinders refuta estudios anteriores que sugerían que las islas mediterráneas habrían sido inalcanzables e inhóspitas para las sociedades cazadoras-recolectoras del Pleistoceno.
El profesor Bradshaw, junto con la Dra. Theodora Moutsiou, el Dr. Christian Reepmeyer y otros, utilizaron datos arqueológicos, estimaciones climáticas y modelos demográficos para revelar el poblamiento temprano de Chipre. Publican resultados en Proceedings of the National Academy of Sciences.
HACE MÁS DE 13.000 AÑOS
El análisis de las dataciones arqueológicas de los 10 sitios más antiguos de Chipre sugirió que la primera ocupación humana se produjo hace entre 14.257 y 13.182 años, mucho antes de lo que se pensaba.
Los investigadores dicen que la isla fue colonizada rápidamente. Los modelos climáticos indicaron que este poblamiento temprano coincidió con aumentos de temperatura, precipitaciones y productividad ambiental suficientes para sustentar grandes poblaciones de cazadores-recolectores.
Basándose en modelos demográficos, los autores sugieren que grandes grupos de cientos a miles de personas llegaron a Chipre en dos o tres eventos migratorios principales en menos de 100 años.
«Este patrón de asentamiento implica una planificación organizada y el uso de embarcaciones avanzadas», dice el profesor Bradshaw.
En 300 años, u 11 generaciones, la población de Chipre se había expandido a una media de 4.000 a 5.000 personas.
El Dr. Moutsiou dice que los resultados demuestran que, en lugar de ser inhóspitos, Chipre y quizás otras islas del Mediterráneo habrían sido destinos atractivos para las sociedades paleolíticas de cazadores-recolectores.
«Se ha argumentado que la dispersión humana y el asentamiento en Chipre y otras islas del Mediterráneo oriental se atribuye a las presiones demográficas en el continente después de que un cambio climático abrupto inundó las zonas costeras por el aumento posglacial del nivel del mar, lo que obligó a las poblaciones agrícolas a trasladarse a nuevas zonas por necesidad y no por elección», afirma.
El Dr. Reepmeyer añade que esta interpretación se produjo como consecuencia de importantes lagunas en el registro arqueológico de Chipre, derivadas de la preservación diferencial del material arqueológico, los sesgos de preservación, las incertidumbres asociadas con la datación y la evidencia limitada de ADN.
«Nuestra investigación, basada en más evidencia arqueológica y técnicas de modelado avanzadas, cambia eso», dice.
El profesor Bradshaw dice que los resultados de la nueva investigación resaltan la necesidad de revisar las cuestiones de la migración humana temprana en el Mediterráneo y probar la validez de las fechas de asentamiento tempranas percibidas a la luz de nuevas tecnologías, métodos de campo y datos.