El 93% de las familias desea que sus hijos con discapacidad trabajen en el futuro en los mismos espacios y proyectos que el resto de la población trabajadora, según se desprende del XII Informe ‘Discapacidad y Familia’ que han publicado el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco en el marco del Día Internacional de las Familias, que se celebrará este 15 de mayo.
El documento pretende, como han destacado ambas organizaciones, dar voz a las familias con personas con discapacidad y detectar sus preocupaciones, necesidades y expectativas en materia laboral, «teniendo en cuenta que el mercado de trabajo tiende a ser cada vez más diverso e inclusivo», pero que «aún presenta grandes barreras de acceso para las personas con discapacidad, especialmente cuando es de tipo intelectual o psicosocial».
De este modo, el informe basa sus conclusiones en una encuesta a 511 familias que tienen hijos con discapacidad pertenecientes al programa Plan Familia de la Fundación Adecco: el 67% son aún menores de edad y el 33% restante tienen una edad correspondida entre los 18 y los 30 años, pero siguen habitando en el hogar de los padres y en el 96% de los casos no tienen empleo.
Al ser preguntados los padres por el futuro de sus hijos con discapacidad, la mayoría (93%) desean que sus descendientes puedan trabajar y alcanzar el máximo grado de autonomía posible. Frente a esta respuesta, un 7% prefiere que su hijo con discapacidad no participe en el mercado laboral y reciba un apoyo económico directo (prestación), puesto que, según indican, esta opción le ofrece «más seguridad, tanto financiera como emocional».
En concreto, ese 7% representa, según ha explicado la responsable de Plan Familia en la Fundación Adecco, Ana Múgica, a padres con hijos que tienen grandes discapacidades y múltiples dificultades para desenvolverse en la vida diaria. En este sentido, la responsable del plan destaca que las experiencias de inclusión laboral de personas con grandes discapacidades «tienen aún poco recorrido», lo que lleva a los padres a preferir que sus hijos no participen en el mercado laboral y permanezcan en el hogar familiar.
Por otra parte, Múgica señala que es posible que exista «cierto grado de sobreprotección» en el ámbito familiar que pueda «lastrar» el desarrollo laboral y personal de algunas personas con discapacidad. «De cualquier forma, es una barrera que tiende a la baja como consecuencia de un mayor desarrollo cultural en materia de inclusión social de la discapacidad», ha apostillado.
UN EMPLEO EN EL MERCADO LABORAL ABIERTO EN EMPRESAS ORDINARIAS
En lo que respecta al tipo de empleo, casi tres cuartas partes de las familias (72.5%) prefieren que su hijo con discapacidad trabaje en una empresa ordinaria y comparta con otras personas los mismos espacios y proyectos, frente al 27,5% que quiere que trabajen en un Centro Especial de Empleo donde «conozcan bien sus necesidades».
En lo que respecta al tipo de empleo, casi tres cuartas partes de las familias encuestadas (72,5%) aseguran que, si tienen que elegir, prefieren que su hijo con discapacidad desarrolle su carrera profesional en una empresa ordinaria. Esta «elevada cifra» refleja, según la organización, un «cambio de paradigma social» debido al aumento de la concienciación sobre los derechos de las personas con discapacidad y la consolidación de un marco legal «cada vez más eficiente».
Frente a ellos, un 27,5% se decanta por la opción de un Centro Especial de Empleo (CEE), por considerar que estos espacios se ajustan más a las necesidades de las personas con discapacidad. Así, como destaca Mesonero, los resultados de la encuesta reflejan «un balance entre el deseo de inclusión total por la mayor parte de las familias», pero también «la necesidad de un entorno adecuado a las necesidades de las personas con discapacidad».
BARRERAS CULTURALES Y FALTA DE DETERMINACIÓN EMPRESARIAL
Si bien la mayor parte de las familias encuestadas desea un futuro en el que su hijo con discapacidad pueda trabajar en una empresa ordinaria y alcanzar el mayor grado de autonomía posible, casi la mitad de las personas encuestadas (49%) teme que esta opción no sea posible, debido a «barreras culturales o ideas preconcebidas que subestiman el potencial de las personas con discapacidad».
Como ha explicado Mesonero, las barreras culturales tienen su origen en «prejuicios y estereotipos muy arraigados en el imaginario social», que se ven acentuados por «desconocimiento, falta de experiencias previas y sistemas sociales y laborales que históricamente han excluido a las personas con discapacidad». En su opinión, superar esas barreras exige «un cambio cultural significativo que requiere el compromiso activo de las empresas, amparado por un marco regulador cada vez más sólido y eficiente».
Por otro lado, la mayoría de las familias opina que el tejido empresarial muestra un compromiso creciente con la discapacidad, pero que es necesaria una mayor determinación para que la inclusión laboral sea una realidad (87%). Entre otras cuestiones, piden un mayor conocimiento y sensibilidad (90%), procesos de selección adaptados que brinden oportunidades reales a las personas con discapacidades de tipo intelectual o psicosocial (81%) o un mayor seguimiento a las contrataciones para que los empleos generados sean sostenibles en el tiempo (61%).
Según ha especificado la Fundación Adecco, las familias creen que existe interés y voluntad por parte de las empresas pero que, sin embargo, es necesario traducir este compromiso en «acciones de alto impacto» para que las personas con discapacidad con menor representación en el mercado laboral (intelectual o psicosocial) tengan oportunidades reales de empleo.
AJUSTES EN LA CARRERA LABORAL DE LOS CUIDADORES Y GASTOS ADICIONALES
El informe también revela que un 65% de las familias encuestadas considera que actualmente no existen suficientes apoyos para compatibilizar una carrera profesional con el cuidado de un hijo con discapacidad. De hecho, el 73,5% de los ha tenido que realizar ajustes en su empleo, en concreto, el 18,7% ha renunciado directamente a su carrera profesional. Por otra parte, un 48,7% ha reducido su jornada; un 14,1% ha modificado su horario; un 13,5% ha solicitado teletrabajo permanente (no ocasional) y un 5% ha realizado «otro tipo de ajustes».
Asimismo, según ha indicado la fundación, las personas con discapacidad soportan «un riesgo de pobreza y exclusión social superior al del resto de la población». Según el último informe AROPE, el 33,8% de las personas con discapacidad en edad laboral se encuentra hoy en riesgo de exclusión social, una cifra que supera en casi 10 puntos porcentuales a la de las personas que no la tienen (24,4%).
En concreto, los resultados de la presente encuesta cifran la media de gastos adicionales vinculados a la discapacidad que tienen que sufragar estas familias en 6.300 euros, una cifra que llega a alcanzar los 30.000 euros. Esta media se ha incrementado un 24,6% con respecto al año pasado, cuando alcanzó los 5.054 euros, sobre todo, como ha indicado la Fundación Adecco, por el efecto inflación.
En ese contexto, la organización ha destacado la importancia de orientar el presupuesto familiar y elegir de manera informada los tratamientos más efectivos. Para ello, como ha concluido Múgica, la fundación realiza «evaluaciones detalladas» que consideran «todos los aspectos de la vida de la persona con discapacidad» y se realizan «ajustes regulares» a medida que cambian dichas necesidades.