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El compromiso con el ser humano de Chagall y Strömholm protagonizan las dos exposiciones de Fundación Mapfre en Madrid

Por Redacción

Reúnen 170 obras y 90 documentos de Chagall, así como 150 imágenes de Strömholm junto con documentación

Fundación Mapfre ha presentado este miércoles en Madrid dos nuevas exposiciones protagonizadas por el pintor Marc Chagall y el fotógrafo Christer Strömholm quienes vivieron de manera muy diferente los acontecimientos históricos europeos de la primera mitad del siglo XX pero que coinciden en un profundo compromiso con la condición humana, denominador común de ambas muestras.

Como ha explicado en rueda de prensa la directora de Cultura de Fundación Mapfre, Nadia Arroyo, las dos exposiciones –que llevan por lema ‘Chagall. Un grito de libertad’ y ‘Christer Strömholm’– reflejan acontecimientos «traumáticos» del siglo pasado. Ambas muestras podrán visitarse desde el viernes, 2 de febrero, hasta el próximo 5 de mayo en la Sala Recoletos de Madrid de la Fundación Mapfre.

Así, Arroyo ha destacado la «nueva lectura» que se hace de la obra de Chagall –gracias a la recopilación de escritos inéditos–, que muestra al pintor «rotundamente anclado a la realidad de su tiempo y comprometido con ella», sin olvidar las imágenes «tan directas y francas» de Strömholm, que presentan objetos y personas que «muchas veces fueron rotas por la vida, por la intolerancia».

De este modo, ambas exposiciones muestran la necesidad de ambos artistas de «expresar lo que no debe ser olvidado, lo que siempre debe ser recordado», según ha señalado la co-comisaria de la muestra de Chagall, Meret Meyer, durante el acto de presentación. 

‘CHAGALL. UN GRITO DE LIBERTAD’ 

A lo largo de su vida, Marc Chagall atravesó algunos de los acontecimientos más traumáticos del siglo XX, entre ellos, las dos guerras mundiales, que le obligaron a experimentar «el desarraigo y la migración, condición encarnada por las figuras que pueblan tantas de sus pinturas», como destaca la Fundación. Desde su infancia en Rusia, donde nació, pasando por Francia, Alemania, Palestina y Estados Unidos, hasta su vuelta a Francia después de un exilio de siete años, la exposición hace un recorrido completo por su trayectoria artística.

En concreto, la muestra –que incluye más de 170 obras– tiene «un doble enfoque», según la comisaria de la exposición, Ambre Gauthier, ya que no solo se centra en lo pictórico sino que, a su vez, realiza «una confrontación entre la producción artística de Marc Chagall y sus propias palabras». El trabajo de archivo y la «profunda labor de investigación» efectuada durante más de dos años, como ha indicado Gauthier, ha posibilitado el descubrimiento «un nuevo mundo, una nueva lección de sus obras» que se abre ante los espectadores. 

Gracias al conjunto de más de 90 documentos, que incluyen una selección de los escritos del artista en ‘yiddish’, su lengua materna en la que expresaba sus compromisos políticos y humanistas, se ha descubierto que el pintor, más allá de lo onírico, «tenía una consciencia completamente aclarada de su tiempo, sabía qué estaba pasando en el noroeste, tenía consciencia de los ‘campos de la muerte’, a los que habían deportado a miembros de su familia y tenía una implicación mucho más fuerte que lo que hubiera sido percibido sin su conciencia», según Gauthier.

Con la nueva «lectura pluridisciplinar de su obra», sus pinturas tridimensionales muestran un «compromiso humano y político» y, asimismo, ofrecen valores de «tolerancia, de respeto de todas las religiones, de todas las culturas». El pintor presenta un «panorama multicultrual y multireligioso» que, según la comisaria, es «el mejor mensaje» que podría enviarse en la actualidad. 

De este modo, el espectador, como ha añadido la co-comisaria y nieta del artista, Meyer, «se convierte en un actor tan militante como Chagall» y la muestra «invita a participar en este compromiso». «A la salida de la exposición no serán los mismos, es absolutamente evidente sin tener que hablar sueco, ruso o yiddish, estarán totalmente involucrados frente a todas las situaciones que encuentren», ha concluido.

‘CHRISTER STRÖMHOLM’ 

Además, la Fundación ha presentado la exposición retrospectiva del fotógrafo sueco Christer Strömholm (Estocolmo, 1918-2002), «uno de los artistas más emblemáticos de la fotografía europea de posguerra», como detalla Fundación Mapfre. 

Como ha explicado la comisaria de la muestra, Estelle af Malmborg, fue con la exposición ‘Nueve segundos de mi vida’, en el Moderna Museet de Estocolmo, en el año 1986, cuando se puso su obra en valor, ya que «la fotografía documental subjetiva y esencial que él presentaba no estaba para nada de moda en Suecia en los años 60 y 70».

En particular, la necesidad de Strömholm de «volver una y otra vez al tema de la muerte y la calidez de la vida», según ha indicado la comisaria, «está totalmente vinculada a la repentina muerte de su padre», que se suicidó «de un disparo» cuando él tenía 16 años. De este modo, la muerte se convirtió en «una temática central» e «hilo conductor» de su obra, como ha añadido af Malmborg.

Asimismo, su participación en la Guerra Civil española y en la Segunda Guerra Mundial, «dejó una huella muy fuerte en él, su visión de la vida y su obra» pues esta última, según ha manifestado la comisaria, estará siempre «imbuida de humanismo y compromiso social», a la vez que mezclada con «cierto carácter documental».

La muestra de Fundación Mapfre cuenta con más de 150 imágenes y distinta documentación de archivo, entre la que se encuentra la película ‘Blunda och se’ (‘Cierra los ojos y ve’), realizada por su hijo Joakim Ströholm en 1966. Así, el recorrido expositivo profundiza en la vida y el trabajo de Christer Strömholm: desde su participación en el grupo alemán ‘Fotoform’, a principios de los años 50, hasta sus múltiples viajes por el mundo, su fotografía urbana y sus retratos de artistas. 

En lo que respecta su paso por el grupo alemán a principios de los años 50, la comisaria ha señalado que, aunque le ayudó a «establecer cuáles eran sus objetivos en la fotografía», abandonó ‘Fotoform’ porque «para él la experimentación formal no era un fin en sí mismo, sino más bien un medio». Así, en la sala ‘Place Blanche’ se ven las fotografías que el artista tomó posteriormente a finales de los años cincuenta en París, en las que refleja «cuestiones existenciales y de identidad». 

Strömholm «conoció a los transexuales de la Place Blanche en París», según ha indicado af Malmborg, un colectivo que se enfrentaba a una vida «muy dura» y un «entorno bastante hostil». El fotógrafo «siempre se había sentido solitario» y, como ha añadido la comisaria, «se identificaba perfectamente» con su situación. Por ello, empezó a compartir su vida con ellas y a retratarlas en fotografías «muy afectuosas y muy directas» en las que «no hay nada de realismo social, sino que son retratos íntimos». 

Asimismo, la muestra presenta las obras realizadas por Strömholm en España, tanto durante la Guerra Civil como a su regreso «como guía turístico de viajes que partían en autobús desde Suecia» a finales de los años 50. En este contexto, pudo fotografiar ambientes urbanos, prostitutas, guardias civiles, Marines norteamercianos, curas y niños, entre otros, como ha señalado también la comisaria. 

Por otro lado, incluye sus creaciones en dicho país junto al poeta y escritor Lasse Söderberg en 1962 y 1963, lo que resultó en un libro titulado ‘Resa i svartvitt’ (‘Viaje en blanco y negro’), en el que relataron cómo experimentaron la realidad social del país bajo el régimen franquista.

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