El Gobierno de Israel celebrará este lunes su reunión en un lugar no especificado tras descartar la posibilidad de hacerlo en la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén y la sede del Ejército en Tel Aviv por motivos de seguridad.
Las reuniones de este tipo se celebran habitualmente en la oficina de Netanyahu en Jerusalén, si bien también han tenido lugar en la sede del Ejército en Kirya desde los ataques ejecutados el 7 de octubre de 2023 por parte del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otros grupos palestinos.
Según las informaciones recogidas por la emisora pública israelí, Kan, en esta ocasión tendrá lugar en una ubicación no revelada por motivos de seguridad, un encuentro al que no podrán acudir los asesores ministeriales, tal y como ha informado el portal israelí de noticias Ynet.
La decisión tiene lugar además después del ataque ejecutado recientemente por el partido-milicia chií Hezbolá con un dron contra la residencia privada de Netanyahu en Cesarea, que se saldó con daños materiales pero sin víctimas. El grupo reclamó la semana pasada la autoría del ataque.
Asimismo, llega ante la posibilidad de que Irán responda a los ataques ejecutados el sábado por Israel contra el país, que se saldaron con la muerte de al menos cuatro militares. Fuentes de seguridad citadas por Kan aseguran que Israel está satisfecho con los resultados de los ataques.
En este sentido, han sostenido que hay zonas en Irán que han quedado permeables a nuevos ataques tras los daños causados a los sistemas de defensa antiaérea S-300 entregados por Rusia a Teherán, si bien las autoridades iraníes han quitado hierro a los daños sufridos y han amenazado con responder a los bombardeos.
Israel presentó los bombardeos como una respuesta a los ataques aéreos iraníes lanzados contra el país el 1 de octubre, descritos por Teherán como una respuesta al asesinato del líder del brazo político de Hamás, Ismail Haniye, en un ataque en Teherán a finales de julio y la del secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, en un bombardeo israelí contra la capital de Líbano, Beirut, en el que también murió un alto cargo de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní.
El Ejército israelí confirmó que varias de sus bases aéreas fueron alcanzadas en el ataque, si bien negó daños de relevancia y afirmó que no hubo impactos contra aviones o almacenes de armas. Sin embargo, rechazó dar detalles sobre el porcentaje de interceptaciones con el objetivo de «evitar dar a Irán y a Hezbolá información que les ayude a aprender lecciones».