El rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima de Holanda asistieron el pasado sábado 4 de mayo a la emotiva cita que cada año tiene lugar en los Países Bajos con motivo del Día de la Liberación en memoria a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, una fecha en la que todo el país se tiñe de luto en la que es una de las fiestas nacionales de los Países Bajos más relevantes.
En la plaza de Dam, los reyes de Holanda depositaron una ofrenda floral en el Monumento Nacional y guardaron dos minutos de silencio. El primer acto de esta índole tuvo lugar en 1945 en la misma plaza y desde entonces es una tradición, aunque no fue fiesta nacional anual hasta 1990.
Para la solemne ocasión, la reina Máxima lució especialmente elegante con un total look negro que aportaba la sobriedad necesaria para el contexto sin perder el toque sofisticado gracias a las llamativas prendas que eligió.
La madre de la princesa heredera Amalia de Holanda se decantó por una capa negra sobre los hombros. Cuando se despojó de ella pudimos ver su impecable estilismo, formado por una falda larga y recta con aberturas laterales, de Valentino, que también usó durante la conmemoración de 2020 y que combinó con una chaqueta entallada y con cinturón, un sombrero de Fabienne Delvigne, unos guantes de cuero, una bufanda anudada en el cuello y unas botas altas de tacón ancho. Su peinado, recogido en un moño bajo, permitía que destacaran los pendientes de perlas y brillantes.
La figura de la reina se mostraba estilizada mientras caminó junto a su marido para colocar la corona de flores en una plaza de Dam menos abarrotada de lo habitual.
La ciudad de Ámsterdam anunció a principios de esta semana que restringiría la asistencia al evento anual en la Plaza de Dam por riesgo de protestas o acciones espontáneas sobre la guerra de Gaza que pudieran perturbar la ceremonia.
Las medidas de seguridad reforzadas, que incluyeron la prohibición de carteles, banderas o equipos de sonido, se produjeron después de que manifestantes propalestinos interrumpieran la inauguración de un Museo del Holocausto en Ámsterdam el pasado mes de marzo.
Los manifestantes, que se oponían a la campaña militar de Israel en Gaza, lanzaron fuegos artificiales y abuchearon al presidente israelí Isaac Herzog cuando llegó al museo.
Este pasado sábado, la asistencia a la plaza de Dam, con capacidad para 10.000 personas, se quedó en casi la mitad.