El Museo de La Rioja cuenta con un nuevo retrato de Práxedes Mateo-Sagasta (1825-1903), obra del artista José Nin y Tudó, con motivo del bicentenario de su nacimiento. Un homenaje a la figura del reconocido político riojano, que fue presidente del Consejo de Ministros de España durante siete periodos, «a su tributo, memoria y legado de alguien que ha marcado decisivamente la historia contemporánea de España».
Así lo ha destacado el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, quien ha defendido la figura de Sagasta en la segunda mitad del siglo XIX y su contribuición a la historia. En el acto también han estado presentes la presidenta del Parlamento, Marta Fernández, el consejero de Cultura, José Luis Pérez Pastor, el director general, Roberto Iturriaga, la concejala de Cultura, Rosa Fernández, y la directora del Museo, Rocío Coletes, entre otras autoridades.
Con esta nueva adquisición «enriquecemos el patrimonio cultural, histórico y artístico de nuestra ccaa», ha señalado el presidente. El cuadro se pintó en 1884.
A partir de este martes, el público general podrá observar este óleo sobre lienzo que se ubica en la tercera planta de dicho Museo riojano.
Por su parte, la directora del Museo ha asegurado que es una nueva adquisición muy importante para los «amantes del arte y de la cultura de esta región». Un cuadro que llega a La Rioja tras una subasta pública, apadrinada por el Ministerio de Cultura, al ejercer su derecho de tanteo.
Esta nueva pieza completa así los discursos y colecciones del Museo y se suma el interés añadido «de realizarse por un autor retratista, un autor de la época».
A nivel técnico, ha explicado, se trata de una pintura al oléo sobre lienzo, en formato ovalado. Un cuadro en el que se ha eliminado todo efecto que pudiera distraer la contemplación de la figura. Todo ello -ha dicho la directora del Museo- realizado «de una manera muy humilde, sencilla, a la moda de la época, y, por tanto, se trata de un homenaje, digamos, más íntimo de los que se pueden observar en retratos oficiales.
El propio formato ovalado -explica- «presentaba una complicación para exponer y, en esta ocasión, lo hemos resuelto mediante la creación de una estructura en madera, pintada de rojo que evoca también ese carácter elegante y solemne de la época del siglo XIX, en consonancia con la cronología de la propia pintura».
De momento «lo presentaremos en este caballete para también dignificarlo y darle más valor a esta nueva adquisición y en el futuro ya se incorporará a las paredes, a los muros de la propia Exposición Permanente del Museo».
La directora del Museo ha agradecido también el esfuerzo de Ministerio «por apoyar todo lo que hacemos, supervisando y apoyando nuestras iniciativas».
«HA MARCADO LA HISTORIA»
Por su parte, el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, ha recordado «en este día tan especial» (hoy se cumple el bicentenario de su nacimiento en Torrecilla en Cameros) la figura de Sagasta. Un personaje que «ha marcado la historia de una manera significativa, además de que ningún otro político de la historia ha presidido hasta siete veces el Consejo de Ministros. Ayudó a construir el Estado moderno de España».
Sagasta creía que el progreso se incentibaba en afianzar y garantizar las libertades y los derechos de los individuos, hacerlo en un régimen parlamentario representativo, que era una novedad en España, y que seguía las revoluciones europeas y atlánticas, y hacerlo también desde la defensa de un régimen constitucional, ha defendido Capellán.
Por lo tanto comenzó a crear «los cimientos largos y complejos de construir en España un régimen y un Estado liberal que había empezado con la Constitución de Cádiz».
Además creía que ese progreso «se debía cimentar en el progreso económico, en el desarrollo y en lo material. Un buen ingeniero creía que todo ese sustento, el progreso político y los derechos y libertades, tenía que sustentarse en la mejora económica y en el progreso material, entre ellos, en las comunicaciones y las infraestructuras».
Como técnico -prosigue el presidente- «vio que, especialmente, la comunicación, las infraestructuras y esos puentes, pero también enfocados a las infraestructuras europeas».
Ha destacado el tratado del ferrocarril que hizo Sagasta, «incidiendo en que fuera por el norte y que nos conectara con Europa. Porque Europa era el progreso, el avance, la cultura y la civilización».
«TENDER PUENTES»
Señala el trabajo de Sagasta por «tender puentes que mejorasen las organizaciones, el desarrollo de los pueblos y los territorios. Era también el puente entre la libertad y el orden».
Un político que también era capaz de ir a la movilización, un revolucionario que se pronunció contra Isabel II, que estuvo amenazado por varias revoluciones. Si la dinastía no era capaz de hacer que las libertades y los derechos aguantaran España, era capaz de ir a la revolución, a la movilización social».
Pero como reflexiona Capellán, además de la revolución después «había que estabilizar el estado moderno para que las libertades, con el orden, pudieran progresar y generar desarrollo socioeconómico».
Sagasta «detestaba las guerras civiles, creía que había que acabar con las guerras civiles en España y sacar la violencia de la política. Junto con Cánovas estableció un regimen, en 1875, en el que ese Estado moderno, constitucional y parlamentario, pudiera avanzar desde el turno pacífico».
Era un político «que sabía pactar, que no caía en los maximalismos, pactó con conservadores de Cánovas para dar estabilidad al régimen político. Y fíjense, esa Constitución que ellos pactan y dan fundamento a la restauración, esa prueba en junio de 1876, tiene hoy 47 años y casi 3 meses de vigencia. Hasta que el golpe de Estado del dictador Primo de Rivera, en septiembre de 1823. 47 años y 3 meses».
«Algunos meses más que la Constitución actual de 78, que pronto, el año que viene, llegará a tener la máxima vigencia comparada con un régimen que antes tenía constituciones que duraban pocos meses, regímenes políticos que duraban 4 meses, violencia política…».
Por lo tanto, «Sagasta fue un gran político y supo también pacificar».
«A CÁNOVAS SE LE TEMÍA, A SAGASTA SE LE QUERÍA»
«Y hoy, para que vean la popularidad que alcanzó Sagasta me quedo con lo que dicen los historiadores, a Cánovas se le temía y a Sagasta se le quería. Y tanto se le quería que era popular. Aparecía su figura en los naipes, en cajas de cerillas, en etiquetas… Sagasta era conocido, era popular… tenemos un legado de Sagasta en muchos formatos, en muchos espacios, que demuestran la popular que era, lo importante que fue como político».
Finalmente ha agradecido al Museo de La Rioja, a la Consejería de Cultura y a la Dirección General «hacer esa gestión por el Ministerio, para que hoy podamos tener este cuadro».