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El Museo Nacional del Romanticismo expone por primera vez ‘La Piedad’ de Goya, una obra de su «período desconocido»

Por Redacción

El lienzo se exhibirá en la Sala del Encuentro del museo hasta el próximo 19 de mayo

El Museo Nacional del Romanticismo, museo estatal dependiente del Ministerio de Cultura, ha expuesto al público –en el marco de su primer centenario–, por primera vez desde su ingreso en la colección, el lienzo ‘La Piedad’ de Francisco de Goya (1746-1828), una obra que muestra un «período desconocido» y una de las «temáticas menos tratadas» del autor.

Como ha explicado en rueda de prensa la directora del Museo Nacional del Romanticismo, Carolina Miguel, este cuadro, adquirido a finales de 2023 por el Ministerio de Cultura –por un monto total de un millón y medio de euros–, permanecerá expuesto en la Sala del Encuentro (Sala XXV) hasta el próximo 19 de mayo.

‘La Piedad’ es una «obra de juventud» del aragonés, según ha señalado Miguel, realizada durante la etapa zaragozana del pintor, «después de un período de formación en Roma», que se suma al otro lienzo del artista que destaca en la colección de la institución: ‘San Gregorio Magno, Papa’.

El fundador del museo, el II Márques de la Vega-Inclán, «entendía que Goya era el antecedente del romanticismo», razón por la cual incluyó la representación de San Gregorio Magno en las salas del museo estatal desde su creación hace 100 años.

En ese contexto, ‘La Piedad’, según ha manifestado la directora del museo, «habla de un período muy concreto y muy desconocido» del autor. Normalmente «la literatura posterior ha relacionado a Goya, sobre todo los momentos últimos de su trayectoria, con el arranque de una nueva modernidad», de un «nuevo estilo pictórico». Sin embargo, «los pintores románticos, la primera generación, la segunda generación de pintores románticos, conocieron al Goya neoclásico, incluso al Goya Rococó».

Así, la nueva obra expuesta por el Museo Nacional del Romanticismo hasta ahora solo había participado en una exposición celebrada en 2015 en el Museo Goya, en la Colección Ibercaja de Zaragoza, ‘Goya y Zaragoza (1746- 1775). Sus raíces aragonesas’. El cuadro, como ha especificado la directora del museo, se dio a conocer en 2011 en un estudio de Arturo Ansón Navarro y fue sometido a diversos estudios técnicos en el Museo Nacional del Prado en 2013.

En ese contexto, fue el Museo del Prado, a través de una radiografía, el que descubrió «un dibujo subyacente» en el lienzo. Como ha señalado Miguel, ‘La piedad’ esconde un «mensaje oculto», pues el artista «reutilizaba muchos lienzos». Se trata de «un hombre de cuerpo entero, muy probablemente un San Joaquín, que está barbado y tiene un ángel», situado debajo de «una base de preparación rojiza».

LAS CARACTERÍSTICAS DE ‘LA PIEDAD’ DE GOYA

La obra, de pequeño formato (83,5 x 58 centímetros), conserva la tela y el bastidor originales y se estima que podría haber sido concebida para la devoción doméstica y encargada por algún miembro de la Iglesia o de la burguesía zaragozana del último tercio del siglo XVIII.

De este modo, constituye una muestra representativa de «una de las temáticas menos tratadas por el pintor aragonés», la «pintura religiosa», al igual que el citado ‘San Gregorio Magno’, como ha añadido Miguel durante la presentación del cuadro.

Goya realizó ‘La Piedad’ en Zaragoza, después de regresar, en 1771, de su viaje de formación a Italia. La influencia de dicha estancia es palpable en el cuadro, donde se aprecia la inspiración de modelos como, por ejemplo, los de Carlo Maratti, Annibale Carracci o Miguel Ángel.

Asimismo, aunque la figura de Jesucristo, «recuerda más a las obras de Miguel Ángel», según la directora del museo, la figura de la Virgen, «con esa expresión, esa mirada al cielo, ese manto azul y tónica rosa», recuerda a las demás pinturas que el artista crea en Zaragoza.

En concreto, se trata de un periodo en el que realizó «importantes encargos» como el de la basílica de Nuestra Señora del Pilar o el ciclo de pinturas murales sobre la vida de la Virgen de la Cartuja de Aula Dei. En esos años, también realizó pequeños cuadros de temática religiosa destinados a la devoción particular, como esta ‘Piedad’, cuya datación se ha ajustado entre los años 1772 y 1774.

La obra, presentada este jueves, es «muy sencilla», ya que se trata de «composición triangular en la que destaca el dramatismo». «Es una pintura especialmente dramática que quiere contextualizar ese dolor de la Virgen y pone además los símbolos de la pasión al pie», como ha añadido la directora del museo.

De este modo, el fondo, «es un paisaje que no tiene protagonismo» y que «apenas está iluminado porque el foco de luz hace hincapié en las figuras». Precisamente, según ha señalado Miguel, el objetivo del pintor era «reforzar ese dramatismo que aísla a las figuras» para poder hablar «de esa soledad, de esa sensación dramática de la escena».

Poco después del periodo en el que se enmarca la obra, en enero de 1775, Goya partirá hacia Madrid para pintar cartones para tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara. Su marcha a la Corte será un punto de inflexión en su carrera profesional, llegando a ser primer pintor de cámara en 1799.

‘EL MUSEO PRESENTA’ 

La presentación del cuadro en la Sala del Encuentro se enmarca en el programa ‘El Museo Presenta’, un modelo de exposición con el que la institución hace partícipe al público de sus más recientes iniciativas: adquisiciones, restauraciones o nuevas visiones sobre sus colecciones.

Comenzó su andadura en 2019 con la compra y restauración del ‘Retrato de Francisco Aranda’ de Federico de Madrazo. Tras varias ediciones, más recientemente sirvió para dar a conocer otra «relevante adquisición» para el museo por parte del Ministerio: un estuche con dos pistolas de duelo y sus accesorios del prestigioso armero Eusebio Zuloaga.

En el caso de ‘La Piedad’, se trata de un montaje expositivo ‘ad hoc’, al final del recorrido permanente, que permite, como ha indicado la institución, hacer énfasis en la obra, profundizar en el contexto en el que fue realizada y subrayar la importancia de esta adquisición en particular –y de Goya en general– para el Museo Nacional del Romanticismo.

CIEN AÑOS DEL MUSEO DEL ROMANTICISMO 

La presentación de esta obra de Francisco de Goya es una de las actividades destacadas con las que el museo invita al público a celebrar su primer centenario. Precisamente, en el año de su creación, 1924, según ha destacado la directora del museo, el historiador del arte Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935) dirigió una carta a su fundador, el II marqués de la Vega-Inclán.

En ella, expresaba la necesidad de la presencia del «genio de Fuendetodos» en el entonces Museo Romántico con estas palabras: «Romántico o no, si sus cuadros no abrieran las puertas del museo, por él vagarían a todas horas eternamente los fantasmas de Goya».

Una centuria después, cuando finalice esta muestra, ‘La Piedad’ pasará a integrarse en su exposición permanente, formando parte de la estancia de esta casa-museo destinada a la devoción familiar, el Oratorio. Así, como ha manifestado la institución, «contribuirá a completar el discurso de esta sala, en diálogo con el monumental lienzo de Goya que la preside: ‘San Gregorio Magno'». De hecho, Cossío definió al artista aragonés como el «romántico quizá más glorioso y original».

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