La economía de China, la segunda mayor del mundo, registró una expansión del 1,2% en los tres primeros meses de 2025 en comparación con el último trimestre de 2024, cuando la expansión fue del 1,6%, según ha informado la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
En comparación con el mismo trimestre del año pasado, el PIB de China creció un 5,4%, a pesar del impacto de los primeros movimientos proteccionistas en la guerra comercial desencadenada por Donald Trump, cuyas tensiones se desataron abiertamente a partir del pasado 2 de abril.
En la comparación interanual, el sector primario de la economía china aumentó un 3,5%, mientras que la industria creció un 5,9% y el sector servicios un 5,3%.
«El crecimiento interanual superior al 5% no es del todo sorprendente, dada la continuación de los programas de apoyo al consumo a principios de año y la sólida actividad manufacturera de alta tecnología, impulsada por las exportaciones, antes de la entrada en vigor de los aranceles», comentó Louise Loo, economista para China de Oxford Economics, para quien es muy probable que la mejora del impulso del crecimiento «se vea truncada en los próximos meses por las dificultades que suponen los aranceles punitivos».
En rueda de prensa, el subdirector de la Oficina Nacional de Estadística, Sheng Laiyun, subrayó que, desde principios de este año, el entorno internacional «ha sido turbulento y sus efectos adversos se han profundizado», destacando que la economía «arrancó con estabilidad y buen pie», y el desarrollo de alta calidad se encaminó hacia una nueva dirección.
En este sentido, el funcionario indicó que el crecimiento interanual del 5,4% en los tres primeros meses del año sitúa a China «entre las principales economías del mundo, continuando la tendencia de mejora y recuperación constantes», mientras que los indicadores de producción y demanda han acelerado su recuperación, como refleja el aumento del 4,2% de la inversión en activos fijos y del 4,6% de las ventas minoristas.
«Somos plenamente conscientes de que el entorno externo actual se está volviendo más complejo y severo, el proteccionismo comercial global se intensifica rápidamente, el orden económico mundial se ha visto gravemente afectado y la tarea de transformación estructural interna aún es relativamente difícil», advirtió.
IMPACTO DE LOS ARANCELES.
En cuanto al impacto potencial de los aranceles impuestos por Estados Unidos a las exportaciones chinas, el funcionario expresó la oposición de Pekín a las barreras arancelarias «y al acoso comercial de Estados Unidos», que viola las leyes económicas y los principios del comercio mundial, tiene un grave impacto en el orden económico y lastra la recuperación económica mundial.
En este sentido, defendió la adopción por parte de China de una serie de contramedidas «no sólo necesarias para salvaguardar sus propios intereses de desarrollo, sino también legítimas para salvaguardar el sistema multilateral de comercio mundial y las normas de la OMC».
No obstante, admitió que, a corto plazo, los elevados aranceles impuestos por Estados Unidos ejercerán cierta presión sobre la economía y el comercio exterior de China, pero no cambiarán la tendencia positiva de desarrollo a largo plazo de la economía, cuya base es estable, con numerosas ventajas, una fuerte resiliencia y un gran potencial.
«Tras más de 40 años de acumulación y desarrollo de reformas y apertura, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo y ha sido el mayor país manufacturero durante 15 años consecutivos», recordó, añadiendo que el país tiene una población de más de 1.400 millones de habitantes y un mercado de gran tamaño.
Asimismo, defendió que los productos chinos gozan de una sólida competitividad internacional y una excelente reputación internacional, después de que Pekín haya explorado en los últimos años el mercado internacional y haya construido un modelo comercial diversificado, convirtiéndose en un importante socio comercial de más de 150 países y regiones del mundo.
«Se está configurando un patrón de mercado diversificado, lo que también significa que nuestra dependencia de un único mercado de exportación en un país determinado está disminuyendo», señaló Sheng Laiyun, recordando que, si bien en 2018 las exportaciones chinas a Estados Unidos representaron el 19,2% del total, la proporción había disminuido al 14,7% el año pasado.