El presidente de Israel, Isaac Herzog, ha anunciado este domingo que lleva varios días trabajando para mediar entre las principales figuras políticas del país en relación con la polémica reforma judicial que ha presentado el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Los cambios propuestos por el ministro de Justicia, Yariv Levin, podrían conceder al Gobierno el control del comité de selección judicial, limitarían la autoridad de los asesores legales y, sobre todo, reducirían la capacidad del Supremo para revocar ciertas leyes aprobadas en el Parlamento.
La propuesta de Netanyahu y Levin fue recibida de manera furibunda tanto por la oposición como el propio Supremo, cuya magistrada jefe, Esther Hayut, llegó a describir la iniciativa como un «golpe mortal» a la democracia israelí.
«Estamos ante un profundo desencuentro que está partiendo en dos a nuestra nación. Este conflicto me preocupa profundamente, igual que preocupa a muchos en Israel y en la diáspora», ha indicado Herzog este domingo.
«En la última semana he estado trabajando a tiempo completo y con todos los medios, haciendo esfuerzos incesantes con los partidos relevantes con el objetivo de generar un debate amplio, con conciencia y respetuoso que espero que dé resultados», ha explicado.
Herzog ha destacado que tiene «dos funciones críticas»: «evitar una crisis constitucional histórica y acabar con la división en nuestra nación». Para ello destaca que «la Presidencia es quizás el único lugar que cuenta con la confianza de todas las partes» para acoger conversaciones.
En cualquier caso, el presidente israelí ha advertido de que no está «seguro» del éxito de la iniciativa de mediación. «Hay buena voluntad por las partes que tienen responsabilidades, pero hay aún un largo camino por delante y hay diferencias importantes», ha explicado.
El sábado, unas 80.000 personas participaron en una manifestación de grandes proporciones en Tel Aviv y ante la residencia oficial de Herzog para protestar contra la reforma judicial. En la declaración final de la protesta se citó abiertamente al presidente, que fue abucheado por la multitud.
Sin embargo, el primer ministro israelí ha justificado la legitimidad de la propuesta de reforma judicial con los «millones de personas que salieron a la calle para votar» a los partidos de su coalición en las últimas elecciones.
«Vamos a terminar la ley de reforma (judicial) para que corrija lo que debe ser corregido protegiendo los derechos individuales y restaurando la confianza en un sistema judicial que tanto necesita de reformas», ha apuntado, según recoge ‘The Times of Israel’.
Netanyahu ha planteado la necesidad de «un diálogo profundo y serio» en lugar de «dejarse llevar por eslóganes incendiarios sobre una guerra civil o la destrucción del Estado».
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