El Teatro Real ofrecerá el próximo domingo 26 de mayo un nuevo concierto enmarcado en el ciclo Voces del Real, en esta ocasión protagonizado por Nina Stemme, con algunas de las escenas más icónicas de óperas wagnerianas y además el estreno de ‘La cena de los apóstoles’, obra casi desconocida del autor que llegó a calificarla de «episodio folclórico».
Stemme volverá al Teatro Real catorce años después de su interpretación del papel titular de ‘Salomé’ de Richard Strauss, en 2010. «Es una oportunidad única para escuchar a una artista histórica en estos roles, probablemente de sus últimas veces», ha apuntado el director artístico, Joan Matabosch.
Isolda de referencia de los últimos 20 años -debutó el papel en el Festival de Glyndebourne en 2003-, Stemme interpretará en Madrid su escena más trascendente, ‘Liebestod (Muerte de amor)’, coincidiendo con su despedida de este personaje en escena, que interpretará por última vez en el Teatro Massimo de Palermo el próximo miércoles, 29 de mayo.
En la segunda parte del concierto, la soprano sueca dará voz y alma a Brünnhilde -personaje totémico que ya no interpreta en escena- en la escena final de ‘El ocaso de los dioses’, que culmina la tetralogía wagneriana de ‘El anillo del Nibelungo’. «Probablemente, si hubiera que extraer de Wagner sus obras más icónicas, estas estarían entre las más bellas», ha remaracado el director musical, Gustavo Gimeno.
En las dos partes del concierto, la Orquesta Titular del Teatro Real afrontará por un lado en solitario el ‘Preludio’ de Tristán e Isolda y tres escenas de ‘El ocaso de los dioses’ -‘Amanecer’, ‘El viaje de Sigfried por el Rin’ y ‘Marcha fúnebre de Siegfried’-, ópera que interpretó hace dos años, en enero de 2022.
Además, el Coro Titular del Teatro Real ofrecerá una obra muy singular en el catálogo wagneriano, la cantata ‘La cena de los Apóstoles (Das Liebesmahl der Apostel)’, para coro masculino y gran orquesta, que su director, José Luis Basso ya dirigió en el Maggio Musicale Fiorentino en 1997.
Cuando, en 1843, Wagner asumió la dirección musical de la corte real de Sajonia aceptó dirigir también el principal Festival de Canto de Dresde, que le encargó una obra para celebrar la festividad del Pentecostés por encargo de la Asociación Cultural de esa ciudad, a cuyo comité pertenecía, y que reunió a todos los coros masculinos del Estado, cerca de 1.200 cantantes, para el estreno de la partitura, ese mismo año, en la iglesia de Nuestra Señora.
Esta jornada wagneriana tendrá lugar un día después de la novena y última función de Los maestros cantores de Núremberg, cerrando así el ciclo dedicado a este compositor, en el que el Coro Titular del Teatro Real tiene un especial protagonismo.
«Obviamente, la cantata de Wagner se hace por cierta coincidencia con lo que estamos representando: se necesitan efectivos brutales para una obra que no es tan larga -en torno a la media hora de duración-«, ha señalado Matabosch, algo que ha ratificado el director del coro del Real, José Luis Basso, quien ha afirmado que es «una rareza que pocos teatros de ópera pueden permitirse».
Las dificultades para sacar adelante esta obra tal y como había imaginado Wagner llevaron a convertirla en una pieza casi ‘marginal’ dentro de su repertorio. No obstante, Basso la ha calificado de «caramelo exquisito para los wagnerianos», que además podrán encontrar algunas referencias a otras obras.
«Hay muchas frases de otras piezas, aunque no es un autoplagio como podrían ser los de Rossini. Hay ‘Tannhäuser’ y también hay ‘Parsifal’, similitudes en la orquestación y referencias a lo ya hecho y a lo que iba a venir», ha apuntado el director del coro del Real.