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Haití.- La ola de protestas en Haití paraliza el reparto de ayuda y servicios esenciales

Por Redacción

Las protestas violentas de los últimos días en Haití, en las que se reclama el final del Gobierno de Ariel Henry, han provocado la reducción o incluso la interrupción del reparto de ayuda humanitaria, así como bloqueos en servicios esenciales como sanidad o educación, ha advertido Naciones Unidas.

La ONU estima que, de los 11,7 millones de habitantes que tiene Haití, 5,5 millones necesitarán ayuda este año y la situación amenaza con empeorar al albor de la violencia y la inestabilidad política. La inseguridad alimentaria aguda afecta ya a 4,3 millones de personas.

El año pasado se cerró con 8.400 víctimas por la actividad de las bandas –entre muertos, heridos y secuestrados–, un 122 por ciento más que en 2022, con Puerto Príncipe de nuevo como principal epicentro de una inseguridad a la que apenas pueden hacer frente las fuerzas de seguridad y otras instituciones oficiales.

La llegada del 7 de febrero, fecha que tradicionalmente ha marcado el final del mandato de los presidentes en el país más pobre del hemisferio occidental, ha derivado en nuevas protestas «marcadas por violencia, bloqueos de carretera y saqueos», así como por enfrentamientos entre manifestantes y policías que han dejado también varios muertos, explica la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).

La OCHA ha reconocido en su último informe que esta escalada de las tensiones ha afectado a la asistencia a los civiles, «especialmenre a los desplazados». En total, Haití acumula ya 310.000 desplazados internos –más del 90 por ciento fruto de la violencia–, y más de 8.000 haitianos se han visto forzados a abandonar sus hogares este año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los bloqueos impiden también el traslado de heridos o personal sanitario, mientras que desde mediados de enero más de un millar de escuelas han cerrado sus puertas en distintos puntos del país. Se ha constatado, además, un deterioro aún por determinar de la seguridad alimentaria, si bien estudios recientes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) ya apuntan a una subida del 23 por ciento del precio de los alimentos.

UNA «VIOLENCIA BRUTAL»

El representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Haití, Bruno Maes, se ha mostrado «profundamente preocupado» por la creciente inestabilidad y ha llamado a hacer de la protección a los niños una «prioridad». Así, ha llamado en un comunicado a todas las partes a «garantizar que los niños están protegidos, independientemente de su situación».

«La escalada de violencia es demasiado para los niños. Los niños y sus familias están ya soportando incesantes olas de violencia brutal perpetrada en sus barrios por grupos armados y cada día deja nuevos horrores, la pérdida de seres queridos, viviendas destruidas por incendios o balas y una sombra de miedo siempre presente», ha advertido.

La crisis ya ha dejado a tres millones de niños con necesidades humanitarias y Maes teme que «muchos más» precisen apoyo si la situación empeora. Por ello, ha llamado a actuar antes de que sea demasiado tarde: «Cuanto más persista la crisis, más profundo será el impacto que puede causar daños irreversibles en el bienestar de la infancia».

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