El Gobierno de Hungría ha evitado cualquier atisbo de derrota en sus reacciones al acuerdo en el seno de la UE sobre la entrega de fondos y ha considerados «cumplidos» los objetivos que se había marcado, aunque en la práctica aún seguirán bloqueados 6.300 millones de euros en fondos de cohesión por las dudas en materia de lucha contra la corrupción y refuerzo del Estado de Derecho.
El ministro de Desarrollo regional húngaro, Tibor Navracsics, responsable de las negociaciones, ha defendido ante los medios en Budapest que el Gobierno de Viktor Orbán tenía «clara desde el principio» su estrategia de educación. «Hemos cumplido todos los objetivos que nos fijamos en junio», ha dicho, según declaraciones difundidas por el propio Ejecutivo.
Asimismo, confía en retomar en enero el diálogo para desbloquear los 6.300 millones pendientes –inicialmente Bruselas llegó a plantear la retención de 7.500 millones de euros–, con la vista puesta en el mes de marzo, cuando vencerá el nuevo plazo para poner en práctica las exigencias que ha puesto Bruselas sobre la mesa.
También la ministra de Justicia, Judit Varga, ha considerado un «logro» el acuerdo del lunes, que ha atribuido al «mucho trabajo» de su Gobierno durante los últimos meses. «Hungría ha cumplido con sus compromisos» y ahora estaría ya «encarrilada» hacia las siguientes metas, ha declarado a su llegada a la reunión de ministros de asuntos europeos de la UE en Bruselas.
La Administración húngara ha tratado de enfatizar la ‘luz verde’ europea al plan de recuperación de Hungría, pese a que el desembolso tampoco está garantizado a la espera de reformas. Navracsics ha explicado que este segundo paquete, de 5.800 millones de euros, irán destinados a proyectos de energía renovable y de digitalización.
Budapest ha asegurado que Hungría puede quedar también al margen del tipo mínimo del 15 por ciento del impuesto de sociedades y que la ayuda macrofinanciera destinada a Ucrania en 2023, de 18.000 millones de euros, no llegará en ningún caso mediante una deuda común.
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