Las autoridades del estado de Maharashtra, en el oeste de India, han impuesto el toque de queda en la ciudad de Nagpur para reducir la violencia religiosa desatada el lunes después de que grupos nacionalistas ultraderechistas hindúes hicieran un llamamiento a destruir la tumba de Aurangzeb, un gobernante musulmán mogol del siglo XVII.

Cerca de una decena de personas han resultado heridas durante los últimos enfrentamientos en la zona entre grupos hindúes y musulmanes, según ha informado el ministro principal de Maharastra, Devendra Fadnavis, que ha tildado estos actos de violencia de «premeditados».

Así, ha atribuido la violencia a «cuestiones emocionales» tras el estreno de la película ‘Chhaava’, que refleja las atrocidades cometidas por Aurangzeb y cuenta la historia de Chhatrapati Shivaji Maharaj, un líder que desafió al citado gobernante para establecer el imperio maratha.

En este sentido, ha aclarado que más de una treintena de agentes de Policía han resultado heridos durante los últimos dos días y ha pedido a la población «no hacer caso de los rumores». Además, ha lamentado «tener ahora que proteger la tumba de Aurangzeb a pesar de los actos de persecución que este llevó a cabo en el pasado».

Las protestas han estado impulsadas por activistas del ultraderechista Consejo Mundial Hindú (VHP), que exigen desmantelar el monumento que acoge los restos del gobernante musulmán, miembro de una dinastía que estuvo al frente de esta zona del país y que ha sido acusado en numerosas ocasiones de haber perseguido a la comunidad hindú.

El lunes, miembros de la comunidad musulmana prendieron fuego a varios vehículos y viviendas en respuesta a la quema de una fotografía de Aurangzeb, según informaciones de la cadena de televisión NDTV. Desde entonces, las autoridades han prohibido cualquier aglomeración en espacio públicos, especialmente cerca de la tumba.

El primer ministro de India, Narendra Modi, ha arremetido en varias ocasiones contra la figura del líder musulmán, al que ha acusado de ser un «tirano» que «cortó muchas cabezas». Modi, que lleva en el poder desde 2014, ha sido acusado de fomentar la discriminación de los casi 200 millones de musulmanes que viven en el país.