El Gobierno de Irak ha presentado este martes una queja contra las autoridades iraníes ante el Consejo de Seguridad de la ONU por los bombardeos ejecutados por la Guardia Revolucionaria de Irán contra la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, Erbil, que han dejado al menos cuatro muertos.
El Ministerio de Exteriores de Irak ha explicado que la razón de la medida que ha tomado es «la agresión con misiles iraníes dirigida a la ciudad de Erbil y que provocó la muerte de civiles inocentes, heridas a otros y daños a la propiedad pública, según reza un comunicado publicado en su perfil de la red social X, anteriormente conocida como Twitter.
La representación permanente de Irak ante la ONU, con sede en Nueva York, ha enviado «dos cartas idénticas» al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y al presidente actual del Consejo de Seguridad, José de la Gasca, en las que afirmaba que «esta agresión constituye una violación flagrante de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad del pueblo iraquí».
La Guardia Revolucionaria iraní confirmó en la víspera ataques con misiles balísticos contra «la principal sede de espionaje del Mossad en la región del Kurdistán iraquí», dedicada a «planear operaciones de espionaje y planificar acciones terroristas en la región. Asimismo, realizó otro bombardeo en el noroeste de Siria contra «lugares de reunión de los comandantes y elementos principales relacionados con los recientes crímenes terroristas», en el marco de lo que describe como una «respuesta» a los ataques en Kermán y Rask.
La Guardia Revolucionaria iraní ha hecho así referencia al doble atentado cerca de la tumba del general Qasem Soleimani –que dejó más de 90 muertos– y al asalto en diciembre contra un puesto de control en la provincia de Sistán y Baluchistán, respectivamente. El ataque en Kermán fue reclamado por Estado Islámico y el asalto en Rask fue obra del grupo terrorista suní Jaish al-Adl.