Este sábado se ha celebrado por última vez en Japón uno de los festivales más extraños con una historia de 1.000 años en el que hombres casi desnudos debían pelear por una bolsa de cáñamo llena de amuletos.
El templo Kokusekiji ha asegurado que la decisión de suspender el evento se debe a que a los participantes «se les estaba haciendo demasiado largo» y a la escasez de sucesores que puedan continuar la tradición, ha informado el periódico ‘The Asahi Shimbun’.
En el famoso festival Somin-Sai, hordas de hombres vestidos únicamente con un taparrabos ‘fundoshi’ debían purificarse en el río Yamauchigawa llevando linternas cuadradas para más tarde recorrer la sala Yakushido del templo, donde rezaban para prepararse para la pelea por un saco hecho de cáñamo ‘somin-bukuro’ que contenía pequeños talismanes. Se cree que quien tome un talismán estará protegido del desastre.
El festival ya fue noticia en 2008, cuando el Gobierno de la ciudad de Oshu pidió a la empresa East Japan Railway que colocara carteles turísticos del festival Somin-Sai en las estaciones de tren y otros lugares, pero se negó alegando que las imágenes de hombres casi desnudos «podrían causar incomodidad» a algunas personas.