“¿Cómo voy a hacer yo una película con Pedro Almodóvar, si soy americana y no hablo una sola palabra de español? Es imposible”. Eso pensaba Julianne Moore (1960) cada vez que se cruzaba con él en un festival de cine o un desfile de moda y soñaba con encarnar el papel de Carmen Maura en ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’. Hasta que un día le llegó un correo electrónico del director que decía: ‘Hola Julianne, estoy con esta película y quiero que la hagas’. «No utilizó formalismos como: ‘me gustaría que habláramos sobre ello’ o ‘me agradaría que tuviéramos una conversación’. Era totalmente informal, e inmediatamente dije ‘sí’. Era a primera hora de la mañana porque claro, él estaba en España, y con el cambio horario me pilló con el café en la mano. Se lo conté a mi marido, porque estaba alucinada y no sabía ni qué decir. Nunca habría imaginado que rodaría en inglés y que yo podría hacer una película con él, pero mira. Le contesté al correo en el acto».
Es una película sobre la amistad femenina. Normalmente cuando hay dos mujeres en una película son madre e hija, mantienen una relación romántica o son antagonistas en plan una está loca y la otra es acosada por ella. A veces hay un poco de sensacionalismo por medio. Y esto es extraño, porque explora la importancia de tener una amiga dispuesta a estar contigo en las circunstancias más difíciles. Y pensé que esto era ‘muy Pedro’, en el sentido de su mirada sobre las mujeres y sus experiencias. Creo que hay pocos directores hombres que puedan explorar esto como lo hace él.