A pocos días del duodécimo cumpleaños del príncipe George, programado para el 22 de julio, ha surgido un debate que podría marcar un antes y un después en las tradiciones de la Casa Real británica. Sus padres, los príncipes de Gales, Kate y William, estarían considerando la posibilidad de no acatar una norma no escrita que prohíbe a los herederos directos al trono volar juntos una vez que alcanzan cierta edad.
Una regla de seguridad con más de medio siglo de vigencia
Esta práctica, vigente desde mediados del siglo XX, busca garantizar la continuidad dinástica en caso de accidente aéreo. Tradicionalmente, a partir de los 12 años, los herederos deben viajar separados de la línea sucesoria inmediata para reducir el riesgo de una eventual tragedia. La norma, si bien nunca ha sido codificada oficialmente, ha sido observada rigurosamente por generaciones anteriores.
Modernidad y pragmatismo frente a la tradición
De confirmarse la decisión de Kate y William, se trataría de una ruptura con una de las costumbres más arraigadas de la monarquía británica. Fuentes cercanas a la Casa Real han señalado que la pareja valora la seguridad actual del transporte aéreo, los estrictos protocolos de protección que rodean a la familia y la practicidad de viajar juntos como núcleo familiar. Esta postura refleja una visión más moderna, centrada en la cohesión familiar y en la adaptación de la institución a los tiempos contemporáneos.
El contexto: una monarquía en transformación
Este posible cambio coincide con un periodo de ajustes en la monarquía británica, que busca reforzar su imagen de cercanía y flexibilidad en una sociedad cada vez más crítica con las tradiciones excesivamente rígidas. El propio príncipe William, en entrevistas recientes, ha manifestado su intención de dar a sus hijos una vida lo más normal posible dentro de las limitaciones que impone su papel.
Implicaciones simbólicas y estratégicas
Aunque pueda parecer un detalle menor, la decisión tendría una gran carga simbólica. Supone cuestionar una norma cuyo propósito central ha sido garantizar la estabilidad institucional. Además, podría sentar un precedente para futuras generaciones, evidenciando que la monarquía británica está dispuesta a adaptar protocolos históricos sin poner en riesgo sus valores esenciales.
Expectativa y discreción
Hasta el momento, no se ha emitido un comunicado oficial sobre esta cuestión. Todo indica que la decisión final se conocerá cuando la familia real realice su próximo viaje oficial al extranjero tras el cumpleaños del príncipe George. Si Kate y William optan por volar junto a sus tres hijos, será una señal inequívoca de que la monarquía está dispuesta a flexibilizar prácticas que parecían inmutables.