Naciones Unidas y el Gobierno de Estados Unidos han celebrado este miércoles el acuerdo de alto el fuego entre República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda que tendrá lugar a partir del domingo en el este del territorio congoleño, donde Kinshasa mantiene combates con el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), respaldado por Kigali.
El portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, ha expresado que su oficina «acoge con satisfacción el anuncio realizado por la Presidencia angoleña de que los Gobiernos de RDC y Ruanda acordaron un alto el fuego que debería entrar en vigor el 4 de agosto».
«Esperamos que este acuerdo ayude a crear las condiciones para la reducción de las tensiones entre República Democrática del Congo y Ruanda y permita el retorno seguro de los desplazados internos a sus hogares», ha manifestado, al tiempo que ha alentado a las partes a que respeten su compromiso con el restablecimiento de la paz y la estabilidad en la zona.
El mecanismo de verificación ‘ad hoc’ para supervisar el alto el fuego «se reforzará con este fin» con el apoyo de la Misión de Estabilización de la Organización de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO), tal y como ha explicado Dujarric durante una rueda de prensa.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, ha señalado que Washington «acoge con satisfacción el alto el fuego abierto en el este de RDC anunciado por Angola el 30 de julio. Aplaudimos al Gobierno de Angola, y en particular al presidente angoleño y defensor de la paz y la reconciliación de la Unión Africana, Joao Lourenço, por sus esfuerzos de mediación».
Tras ello, Miller ha elogiado a los Gobiernos de RDC y Ruanda por su «compromiso» para continuar las negociaciones que pongan fin al conflicto entre ambos países, y se ha mostrado dispuesto a apoyar la aplicación y supervisión del alto el fuego, según reza un comunicado.
Washington ha concluido realizando un llamamiento a todas las partes involucradas en el conflicto para que se adhieran a las obligaciones del Derecho Internacional Humanitario y para que respeten los Derechos Humanos.
El M23 es un grupo rebelde formado en gran medida por tutsis congoleños y que opera principalmente en la provincia. Tras un conflicto entre 2012 y 2013, RDC y el grupo firmaron en diciembre un acuerdo de paz. En dichos combates, el Ejército congoleño contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
El grupo lanzó una nueva ofensiva en octubre de 2022, lo que provocó una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su papel en el conflicto. Kigali ha acusado a Kinshasa de apoyar a las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo armado rebelde fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio de 1994 en Ruanda.