Europa necesita más cargadores públicos para vehículos eléctricos e incentivos fiscales para asegurar una transición «masiva» hacia la «nueva movilidad», acorde a una carta remitida este viernes por la directora general de la Asociación Europea de Fabricantes de Vehículos (ACEA, por sus siglas en inglés), Sigrid de Vries.
El viejo continente tiene el resto de hacer avanzar a los vehículos «por la vía rápida» y esto se vuelve urgente, según De Vries, con las elecciones europeas «a la vuelta de la esquina».
La industria automovilística se ha comprometido a invertir más de 250.000 millones de euros en electrificación de aquí a 2030, más que el PIB de varios Estados miembros juntos. Sin embargo, la nueva electromovilidad supone reemplazar la tecnología de combustión por la eléctrica.
A día de hoy, se estima que serán necesarios cerca de 9 millones de puntos de recarga de aquí a 2030, lo que supondrá instalar alrededor de 1,2 millones de cargadores cada año para alcanzar los objetivos de descarbonización de la UE, esto es multiplicar por ocho la instalación de puntos actual de 150.000 cargadores.
De hecho, casi dos tercios de los puntos de carga de la UE se concentran en sólo tres estados miembros que cubren alrededor del 20% de la superficie comunitaria: los Países Bajos, Francia y Alemania. El otro tercio de todos los cargadores se distribuye escasamente entre los otros 24 países.
EL RETO DE LA FISCALIDAD
La asociación interpreta, además, que apoyar la transición energética con nuevos planes de electrificación será esencial a través de créditos fiscales, reducciones del IVA –incluida en la carga eléctrica–, tarifas más reducidas, estacionamientos y peajes más baratos o «recompensas sustanciales» para la adopción de la nueva movilidad.
Europa también debe respaldar su ambición con los incentivos adecuados para alentar a los europeos a pasarse a los vehículos eléctricos», ha alegado la directora general de la ACEA al tiempo que avisa de que establecer objetivos de descarbonización a nivel europeo es «sin duda el enfoque correcto», porque un continente con más de 27 planes no coordinados para los vehículos eléctricos «obstaculizará la transición».
EL PROBLEMA DE LOS FABRICANTES
Asimismo, la asequibilidad de los vehículos eléctricos es, sin duda, una preocupación tanto para los fabricantes de automóviles como para los consumidores. De hecho, producir coches eléctricos cuesta más en Europa que los modelos con motor de combustión o los vehículos eléctricos importados de regiones con menores costes de fabricación como la asiática.
«No podemos impulsar a lo loco el vehículo eléctrico porque no es rentable y no podemos destrozar el mercado a la primera de cambio», aseguran fuentes del sector