La Policía Federal de Brasil ha impedido a diputados bolsonaristas acudir a las dependencias policiales a las que fueron enviados las más de 1.500 personas detenidas por los actos antidemocráticos del domingo en Brasilia.
Diputadas leales a Bolsonaro como Beatriz ‘Bia’ Kicis y el exministro de Turismo Marcelo Álvaro han tenido el acceso bloqueado a la Academia Nacional de la Policía Federal cuando pretendían conocer el estado de las instalaciones en las que en un primer momento fueron reubicados los detenidos.
«Hemos estado tres horas aquí y no hemos tenido acceso», ha protestado Kicis, cabeza visible de una comitiva formada también por los diputados Evair de Melo y Domingos Sávio. La congresista liberal ha adelantado que formarán «una comisión externa» para seguir las investigaciones que se hagan contra estas personas.
Ha sido Kicis quien ha tenido que lidiar con seguidores bolsonaristas enfadadas por el silencio y la falta de apoyo mostrados por su líder, de viaje en Estados Unidos desde el pasado 30 de diciembre. Mientras grababa un directo para sus redes sociales, un manifestante, le preguntaba «dónde está Bolsonaro».
«¿No va a decir nada? Bolsonaro está siendo un cobarde, esa es la verdad», se escucha decir a esta persona, que se presenta como militar en activo. Kicis, contrariada, respondió que ella no responde por el expresidente y que harán un seguimiento de cómo se aplica la ley contra los detenidos.
«Queremos que se aplique la ley, pero no para que castigue a los conservadores y libere a los delincuentes. En todas partes hay extremistas», ha dicho.
Por su parte, el diputado del Partido Liberal (PL) Marcelo Teixeira Dias, más conocido como Marcelo Álvaro Antonio, ha pedido a las autoridades separar «la cizaña del trigo» y que no detenga a «personas inocentes.
Una de las razones por las que la Policía Federal ha impedido la entrada de congresistas afines a Bolsonaro es porque sospechan que podrían haber estimulado los ataques que se produjeron el domingo contra las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo, según fuentes consultadas por ‘O Globo’.
Por el momento, unas de 600 personas han sido liberadas, las mayores de 65 años, sufren de enfermedades o bien son madres con niños pequeños a su cago, mientras que otras 500 han sido trasladadas a dos centros penitenciarios de Brasilia.
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