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La tasa de abandono es de más del 40% en FP de Grado Básico, 30% en Medio y casi el 20% en Superior, según CaixaBank

Por Redacción

El 41,7% del alumnado de Formación Profesional de Grado Básico deja sus estudios a los cuatro años de haberse matriculado, frente al 30,7% en el caso de la FP de Grado Medio y del 18,8% en la FP de Grado Superior.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio ‘El abandono de los estudios en la Formación Profesional en España: diagnóstico y propuestas de mejora’ presentado este jueves por el Centro de Conocimiento e Innovación de CaixaBank Dualiza y el Laboratorio de Investigación de la Universidad de las Islas Baleares, que analiza un marco temporal de cuatro cursos (de 2016-2017 a 2019-2020).

El informe refleja las diferencias a nivel territorial, probando que aquellas comunidades autónomas que abordan mejor la atención al estudiante desde etapas tempranas consiguen una reducción del abandono que se refleja en los niveles posteriores.

Es el caso de País Vasco y Galicia, ya que las dos autonomías registran los mejores niveles de abandono en Grado Básico (30,1% en el País Vasco y 32,4% en Galicia), pero también en Grado Medio (22,8% en el País Vasco y 26,5% en Galicia) y Grado Superior (14,9% en el País Vasco y 16,5% en Galicia). Junto a ellas, Navarra y Extremadura también aparecen con buenos datos en Grado Medio (21% y 22,1% respectivamente) y Superior (13% y 15,7%).

Esa tendencia positiva mejora además con el tiempo como muestran los datos recogidos a estudiantes matriculados en dos cursos consecutivos (2016-2017 y 2017-2018). Por el contrario, en aquellas regiones donde el sistema educativo actúa tarde en frenar al abandono educativo temprano, difícilmente se encuentran una mejora de la tendencia.

La investigación refleja que la edad de ingreso «está directamente conectada con el abandono, lo que se traduce en que aquellos alumnos que se matriculan en el momento que teóricamente les corresponde por edad tienen mayores tasas de titulación». A medida que la edad va aumentando, el fracaso va creciendo con una excepción, quienes se matriculan en Grado Medio a partir de los 29 años consiguen los segundos mejores datos de titulación.

Asimismo, señala que el grado de masculinización y feminización de las distintas familias profesionales condiciona también los grados de abandono, teniendo en cuenta que en la distribución total de nuevos matriculados se observa una predominancia de los hombres en los tres niveles formativos.

ABANDONO EN FAMILIAS PROFESIONALES MÁS FEMINIZADAS Y MASCULINIZADAS

De este modo, las familias profesionales feminizadas, con un porcentaje de mujeres superior al 70% como Servicios socioculturales y a la comunidad, e Imagen personal, registran un mayor abandono de los hombres que la media en comparación con las mujeres.

En las familias profesionales con fuerte grado de masculinización, las mujeres tienen un nivel de abandono más elevado que los hombres, como en Electricidad y Electrónica, Informática y Comunicaciones, e Instalación y mantenimiento. Ese componente supone un elemento adicional a la hora de prolongar el problema de la brecha de género en profesiones tecnológicas.

En cuanto al alumnado extranjero, los datos muestran que aquellas familias profesionales con mayor tasa de titulación de alumnado extranjero coinciden con aquellas que también registran más titulación en el alumnado español, como Actividades Físicas y Deportivas, Imagen y Sonido o Sanidad. Sin embargo, el alumnado extranjero presenta niveles de abandono en la FP más altos en comparación a los estudiantes españoles.

Entre las causas que provocan el abandono educativo temprano en FP los investigadores resaltan la vulnerabilidad socioeconómica, personal y educativa, su falta de apoyo familiar, salud emocional o problemas de comportamiento tienen una influencia directa.

Otros problemas vienen determinados por el entorno académico, ya que muchos alumnos no pueden cursar la formación elegida como primera opción por falta de oferta o porque no les alcanza la nota exigida; los equipos docentes delegan la formación de Grado Básico para los últimos en llegar al centro educativo, provocando que no les atienda quien más experiencia tiene; y los procesos de orientación muchas veces vienen marcados por una falta de medios que impide una buena derivación de estudiantes con historias de dificultad anterior.

Los investigadores puntualizan que a todos ellos hay que añadir los que vienen del mercado laboral, ya que se observa un menor abandono en contextos con sectores más industrializados, donde el porcentaje de ocupación es elevado y hay una mayor exigencia de cualificación por parte del mercado.

En cambio, en los ciclos relacionados con el sector servicios hay mayor abandono debido en parte a que muchas de las empresas que se mueven en este sector apenas exigen titulación para desempeñar ciertos puestos.

RECOMENDACIONES PARA REDUCIR LA TASA DE ABANDONO

«La reducción del abandono educativo se plantea como uno de los grandes retos sociales con el fin de contribuir a capacitar profesionalmente a nuevos trabajadores que respondan a las demandas del mercado laboral», subraya la investigación.

Para hacerle frente, la subdirectora del Laboratorio de Investigación e Innovación en FP de la UIB y una de las autoras del estudio, Elena Quintana, señala que «la intervención educativa y social ha de ser a partir de las primeras etapas de la ESO para evitar itinerarios educativo erráticos, que es uno de los máximos condicionantes del abandono».

«Junto a la falta de orientación académica profesional y la atención a la diversidad del alumnado han de ser tenidos en cuenta han de ser tenidos en cuenta para afrontar este reto», añade.

El estudio refleja una serie de recomendaciones basadas en el análisis llevado a cabo por el grupo de trabajo con el que han colaborado para la elaboración del estudio. Una serie de ellas demandan un trabajo conjunto de toda la sociedad para poder reducir esas tasas, a través de una mayor coordinación de centros educativos, y de trabajo para facilitar la transición de estudiantes hacia la FP, así como una mayor cooperación con los servicios sociales y comunitarios para abordar de manera integral los factores externos que pueden influir en el rendimiento del estudiante.

En este punto, concluye que esa coordinación multilateral también ayudaría a la hora de facilitar información real al estudiante sobre los distintos perfiles ocupacionales de cada especialidad formativa, las competencias necesarias para su realización y los posibles itinerarios de continuación dentro del sistema.

Una mayor cantidad de recursos para una orientación integral podría, según afirman los expertos, facilitar también una educación personalizada que permitiera incluir programas de apoyo educativo y emocional en la FP, además de cursos de transición donde quienes van a integrarse en el sistema pudieran trabajar todas las competencias que se le demandarán.

El informe sugiere también una reducción de las ratios a un máximo de 18 alumnos por clase, o un apoyo mayor a través de becas o medios para que los alumnos puedan transportarse hacia los centros de estudio o trabajo. De modo paralelo, apunta que el papel de la empresa será clave a la hora de asumir una mayor responsabilidad en las contrataciones adecuando los salarios a las competencias demandadas por cada puesto, y exigiendo una titulación acorde para ejercerlo.

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