El cambio climático tiene muchos efectos generalizados y complicados sobre el bienestar de las personas y el planeta, y un nuevo estudio publicado en ‘iScience’ ha añadido uno sorprendente a la lista. Tras analizar el lenguaje utilizado en siete millones de discursos parlamentarios en todo el mundo, se demuestra que las altas temperaturas provocan una reducción significativa e inmediata de la complejidad del lenguaje de los políticos.
Los resultados sugieren que el aumento del calor puede tener impactos en nuestras capacidades cognitivas con consecuencias reales e inmediatas, concluye un conjunto de investigadores internacionales.
El estudio también muestra un uso innovador de métodos computacionales, incluido el análisis de texto automatizado combinado con datos meteorológicos globales, para evaluar los impactos más amplios del cambio climático en la salud y el desempeño humanos.
«El calor se ha asociado durante mucho tiempo con una variedad de resultados negativos para la salud, incluido un mayor riesgo de disminución de la productividad y el rendimiento cognitivo», comenta Risto Conte Keivabu del Instituto Max Planck (Alemania) de Investigación Demográfica en Rostock, Alemania. «Nuestro estudio destaca que este fenómeno se extiende a los políticos, a quienes se les asignan responsabilidades críticas».
«Específicamente, descubrimos que las temperaturas más altas conducen a una reducción en la complejidad del lenguaje utilizado en los discursos parlamentarios en ocho países diferentes», añade Tobias Widmann de la Universidad de Aarhus, Dinamarca. «Esto sugiere que el calor puede afectar negativamente las funciones cognitivas incluso en entornos profesionales donde el lenguaje preciso y complejo es crucial».
Conte Keivabu y Widmann hicieron el descubrimiento recopilando millones de discursos parlamentarios. La colección representa a más de 28.000 políticos en ocho países diferentes durante varias décadas. Para explorar las conexiones entre el lenguaje de esos discursos y la temperatura y el clima diarios precisos, utilizaron una estrategia de modelado que aprovechó las variaciones aparentemente aleatorias en las temperaturas diarias para analizar su impacto.
Explican que el enfoque les permitió aislar el efecto de la temperatura en la complejidad del lenguaje de los políticos, lo que arrojó resultados sorprendentemente claros. Sus hallazgos muestran que los días calurosos reducen la complejidad del lenguaje. Los días fríos no tuvieron el mismo efecto. Para obtener más información, observaron más de cerca cualquier efecto variable en Alemania según la edad o el género.
«Un hallazgo sorprendente fue el mayor tamaño del efecto observado en los políticos de mayor edad en comparación con sus homólogos más jóvenes en Alemania», relata Conte Keivabu. «Este resultado no sólo destaca por ser interesante por sí solo, sino que también aumenta nuestra confianza en los hallazgos del estudio. Es lógico que las personas mayores puedan ser más susceptibles a las temperaturas extremas, lo que concuerda con nuestra observación y subraya la solidez de nuestras conclusiones».
Los investigadores dicen que los hallazgos ofrecen nueva evidencia de que el comportamiento humano está influenciado no sólo por consideraciones estratégicas sino también por factores ambientales.
«La simplificación del discurso político tiene implicaciones mixtas; Si bien un lenguaje más simple puede mejorar la comprensión y la participación del público, también podría indicar una reducción del rendimiento cognitivo debido al calor», matiza Widmann.
«Esto podría tener consecuencias negativas para la productividad de los parlamentarios, afectando la toma de decisiones legislativas, la representación ciudadana y la planificación presupuestaria. Teniendo en cuenta el papel fundamental de los políticos en los procesos democráticos, el impacto de las temperaturas extremas en su rendimiento cognitivo podría tener consecuencias profundas y de gran alcance para la sociedad en su conjunto».
Dicen que investigaciones futuras podrían profundizar en cómo las temperaturas extremas impactan la productividad general y el desempeño de los políticos, lo que tendría consecuencias reales para la toma de decisiones legislativas y más. Sugieren que gestionar estos efectos será esencial para mitigar los impactos del cambio climático en los procesos democráticos y la gobernanza.