Madrid ha sido el escenario elegido este viernes 23 de diciembre por Los Secretos para el final de su gira ‘Recuperando las Emociones’, un recorrido vibrante por canciones eternas como ‘Déjame’, ‘Pero a tu lado’, ‘Colgado’, ‘La calle del olvido’, ‘Y no amanece’, ‘Ojos de gata’ o ‘Quiero beber’ que han acompañado a varias generaciones y que, como el buen vino, no saben lo que es envejecer y sobreviven al olvido.
El grupo compuesto por Álvaro Urquijo, Ramón Arroyo, Jesús Redondo, Juanjo Ramos y Santiago Fernández lleva más de 40 años sobre los escenarios en plena forma, como han podido constatar los miles de seguidores que esperaban ilusionados en el WiZink Center de Madrid, donde han recalado tras recorrer toda España.
En consonancia con el día triste y melancólico que se ha vivido este viernes en el capital, Los Secretos han empezado su espectáculo inundado el escenario de acordes teñidos de nostalgia, con una sobria puesta en escena que marca un estilo propio que se ha convertido en sello de identidad de la formación que en su día lideró Enrique Urquijo, fallecido un 17 de noviembre de 1999.
A pesar de este duro golpe, la veterana banda de pop rock ha sabido continuar su camino y agrandar su trayectoria más allá del éxito obtenido durante la denominada ‘movida madrileña’ (aunque ellos no se identifican tanto con este movimiento) y, además de tocar sus temas más emblemáticos, han transportado al público hacia un viaje a las emociones con una sonrisa en la cara.
Arrancaba el concierto pasadas las 21.00 horas, todo vendido, entre los aplausos de un público que gritaba ‘¡Álvaro, Álvaro!» y «¡Sois los mejores!», grandioso coro que cantaba al unísono ‘Ojos de gata’, canción hermana de ‘Y nos dieron las diez’, de Joaquín Sabina, con la que comparte música y la letra de las dos primeras estrofas.
Posteriormente, ‘La calle del Olvido’ cedía el testigo a una versión de ‘Échame a mi la culpa’ y a la más reciente ‘Mi paraíso’ para volver de nuevo a la nostalgia con la emotiva ‘Buscando’, «rescatada del baúl de los recuerdos», con su icónico «cansado de cambiar de solo a solitario», letra de un legado de Enrique Urquijo que revive cada vez que vuelve a interpretarse y que dejó una herencia musical de quince discos con Los Secretos y dos con Los Problemas.
«Sin vosotros no hay espectáculo, gracias por venir y ¡Felices Fiestas!», afirmaba Álvaro Urquijo en los primeros compases de un concierto en el que han sido coreados todos y cada uno de los temas, independientemente de su antigüedad.
Así por ejemplo, con ‘Nuevo color’ los fans han regresado a las últimas composiciones aunque es innegable el efecto que producen temas de siempre, como ‘Colgado’, otra legendaria composición de Enrique («me quedé como un cuadro a su pared pegado, que nada tiene que hacer salvo seguir.. colgado»), en un carrusel incesante de recuerdos –el grupo ha bromeado rememorando «el siglo pasado» cuando su discográfica de aquel entonces les dijo que no tenían futuro–, instantes en los que han deleitado a los asistentes con ‘No me imagino’, ‘Buena chica’ –que ha puesto a todos sus fans en pie– o ‘Y no amanece’ (ambas con un guiño al mundo de las adicciones con las que coqueteó en vida Enrique) para posteriormente invocar a la utopía y a la inocencia con ‘Volver a ser un niño’ y ‘Solo ha sido un sueño’.
‘Si pudiera parar el tiempo’, ‘No digas que no’ (dedicada expresamente a su hermano Enrique), ‘Trenes perdidos’ y ‘Ponte en la fila’ han devuelto al público, jóvenes y no tan jóvenes, parejas de todas las edades, grupos de amigos y padres con sus hijos (algunos incluso de corta edad), a composiciones más intimistas repletas de ritmo, sin olvidar otros míticos temas como ‘Hoy no’ o ese canto al desamor de ese ‘Quiero beber (hasta perder el control)’, que ha vuelto a poner a todo el público en pie, entre vítores y aplausos.
PERO A TU LADO: DESDE 1995 A 2020
El pabellón madrileño se ha venido abajo cuando han sonado los primeros acordes de ‘Pero a tu lado’, una canción «que significó un antes y un después» para la banda y que Enrique Urquijo dedicó a su hija María en 1995 cuando acababa de nacer con la esperanza de una nueva vida junto a ella, abandonando sus adicciones. Sin embargo, el autor falleció cuatro años después, cuando fue encontrado en el portal número 23 de la calle del Espíritu Santo, en el barrio madrileño de Malasaña.
Este tema regresó al primer plano de la actualidad debido a la pandemia por coronavirus, en 2020, al convertirse en uno de los himnos que entonaban los ciudadanos a modo de resistencia contra la enfermedad. Precisamente, la banda cedió los derechos de autor a la Comunidad de Madrid para que, con los ingresos obtenidos, se pudiera luchar contra el virus, así como al Plan #CruzRojaRESPONDE, para que la ONG pudiera ayudar a los más vulnerables.
Además, se volvió a grabar un video con la colaboración en remoto de Ara Malikian, Diego El Cigala, Edurne, Manolo García, Pitingo, Shuarma (Elefantes), Taburete o Valeria Castro, entre otros. «Dedico esta canción a la gente que se dedica a curar a otros», afirmaba Álvaro Urquijo mientras el público se prodigaba en aplausos y abrazos, tan escasos meses atrás.
‘El primer cruce’, ‘Gracias por elegirme’ (con un pabellón que no dejaba de bailar) y ‘Te he echado de menos’ han protagonizado la recta final de un concierto con el público ya totalmente entregado, si es que había alguna duda, y que ha vuelto a vivir otro momento de cálida emoción con ‘El bulevar de los sueños rotos’, canción con letra de Joaquín Sabina y música de Álvaro Urquijo, y su memorable quién «supiera reír.. como llora Chavela». Nada tenía que ver ya la temperatura exterior con lo que se vivía en el interior del pabellón, incapaz de aguantar sentado con esos ‘Ojos de perdida’ que no dejan soñar.
Pero aún quedaban más momentos por disfrutar, precedidos de los cánticos de un público que pedía más y más. Y lo tuvo con un trío de ases unidos para siempre a Los Secretos: ‘María’ (dedicada a la hija de Enrique y unas de sus últimas grandes composiciones), ‘Otra tarde’ y ‘Sobre un vidrio’.
Como colofón a una noche que ha culminado repleta de bailes y buen ambiente, dentro y fuera del escenario, no podía faltar ‘Déjame’, uno de los himnos de la movida madrileña, un clásico indispensable en la historia del grupo.
De este modo despedía el grupo esta noche prenavideña en Madrid, ciudad que los ha visto nacer y crecer desde que se fundaron en la década de los 80, tras una temporada marcada por la pandemia y los confinamientos. Sin embargo, Los Secretos guardan bien la fórmula del éxito y han demostrado, después de más de dos horas de concierto, su capacidad de reinvención y la imposibilidad de poner coto a las emociones, transmitiendo al público a través de sus letras una energía y optimismo tan necesarios en estos tiempos.
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