Luiz Inácio Lula da Silva ha jurado este domingo su cargo como 39º presidente de la República de Brasil en la culminación de una ceremonia de investidura que marca el comienzo de su tercer mandato al frente del país con un mensaje de «esperanza y reconstrucción frente a la «devastación» que, asegura, ha dejado tras de sí su ultraderechista predecesor, Jair Bolsonaro.
«Nuestro mensaje a Brasil es uno de esperanza y reconstrucción», ha proclamado Lula durante la ceremonia, en un discurso donde ha lamentado que «el gran edificio de derechos, soberanía y desarrollo que construyó esta Nación ha sido sistemáticamente demolido en los últimos años».
«Es a la reconstrucción de este edificio que vamos a dirigir todos nuestros esfuerzos», ha asegurado Lula tras firmar con un bolígrafo que recibió en 1989 de un asistente a un mitin en el estado de Piauí, con el que ha querido recordar a los residentes de esta población.
El presidente ha agradecido su victoria a la «conciencia política de la sociedad brasileña» y al «frente democrático» formado contra las «violentas amenazas a la libertad de voto» durante los comicios. «La democracia ha sido la gran vencedora», ha manifestado.
Lula recordó su primer mensaje cuando llegó por vez primera al poder en 2003, cuya validez se ha visto obligado a mantener tras el mandato de Bolsonaro. «Dije que la misión de mi vida sería cumplida cuando cada brasileño y brasileña pudieran comer tres comidas al día. Tener que repetir este compromiso hoy es el síntoma más grave de la devastación que ha impuesto al país en los últimos años», ha lamentado.
De hecho, Lula ha asegurado que su Gobierno investigará la reacción del «negacionista e insensible a la vida» exhibida por Bolsonaro y sus ministros durante la crisis de la pandemia de coronavirus. «Las responsabilidades de este genocidio deben ser investigadas y no deben quedar impunes. Lo que nos toca, en este momento, es solidarizarnos con los familiares de casi 700.000 víctimas», ha hecho saber en su declaración de principios, publicada en su cuenta de Twitter.
Asimismo, Lula ha dedicado gran parte de su discurso a las minorías y a la población vulnerable, así como a la conservación del medio ambiente. «Nuestro objetivo es lograr cero deforestación en la Amazonía y cero emisiones de gases de efecto invernadero en la matriz eléctrica, además de incentivar la reutilización de pastos degradados. Brasil no necesita deforestar para mantener y expandir su frontera agrícola estratégica», ha asegurado.
«Es inadmisible que las mujeres», ha añadido, «reciban menos que los hombres aunque desempeñen la misma función». El presidente ha lamentado que las mujeres «no sean reconocidas en un mundo político sexista, que sean acosadas con impunidad en las calles y en el trabajo o que sean víctimas de violencia dentro y fuera del hogar». A ellas les ha asegurado que dedicará su tercer mandato a demoler «este castillo centenario de desigualdad y prejuicio».
El mandatario también ha reafirmado que trabajará para garantizar la libertad de culto en todo el país. «En Brasil, la fe estará presente en todas las viviendas, en los diferentes templos, iglesias y cultos. En este país todos podrán ejercer libremente su religiosidad», ha asegurado.
Junto a Lula también ha jurado su cargo Gerardo Alckmin como vicepresidente del país en una sesión que ha comenzado con un homenaje al astro del fútbol Pelé, fallecido esta semana a los 82 años de edad.
Una vez concluya la firma de investidura en el Congreso, Lula comparecerá ante la multitud de simpatizantes que le aguardan frente al Palacio del Planalto, donde recibirá la banda presidencial, juramentará a los 37 ministros y se dirigirá a la población.
Lula ya gobernó Brasil durante dos mandatos entre 2003 y 2010, años durante los cuales elevó la presencia internacional del gigante sudamericano, simbolizada en unos inéditos Juegos Olímpicos, y adoptó medidas para tratar de combatir la pobreza y reducir la desigualdad.
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